Editorial del 7 de mayo de 2012

Hace una hora y media llegaba a las redacciones y se difundía también en redes sociales un comunicado de Rodrigo Rato anunciando que dimite como presidente de Bankia.

“Es lo más conveniente para esta entidad”, dice Rato, que recuerda que le tocó la gestión de Bankia en la más “crítica de las coyunturas jamás sufrida por el sistema financiero español”. Pese a que Rodrigo Rato se va afirmando que ese puesto ha sido un “honor que le ha dado grandes satisfacciones personales y profesionales”, a nadie escapa que la situación de la entidad, a día de hoy, hará imprescindible una inyección enorme de dinero público, que se cifra en al menos, 10 mil millones de euros.

La “satisfacción” de Rato, pues, estará relacionada con aspectos que escapan a nuestra información. El ya expresidente de Bankia, se va sugiriendo una propuesta para su sucesión, José Ignacio Goirigolzarri, el que fuera consejero delegado del BBVA hasta hace 3 años. Se da la circunstancia que el sr. Goirigolzarri dejó aquel cargo por jubilación anticipada a los 55 años, con una pensión de 52 millones de euros.

Esa es la noticia en crudo. La cocción se la dejo a ustedes.


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