Editorial del 13 de noviembre de 2012

Decía Eugenio d’Ors que todo lo que no es tradición, es plagio.

Sea por lo primero o por lo segundo, el presidente de la Comunidad de Madrid y la alcaldesa de la ciudad, han seguido como alumnos ejemplares la tradición bien engrasada por Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón. La tradición de las pésimas relaciones cordiales, queremos decir.

La cosa consiste en negar la evidencia al tiempo que se echa leña al fuego. O sea, una filigrana muy meritoria. Preguntado esta mañana en Onda Cero Ignacio González, sobre la supuesta venganza de Ana Botella que el domingo firmó contra el desmantelamiento del hospital La Princesa, ha respondido el presidente que eso es porque está muy preocupada con el asunto de Madrid Arena y no conocía el tema del hospital. Es decir, una adaptación de aquella frase bíblica de “perdónala porque no sabe lo que hace”.

Ahora, para emular a sus antecesores en el cargo, solo falta que un micrófono indiscreto capte la opinión verdadera respecto al otro de alguno de los protagonistas.


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