Editorial del 29 de noviembre de 2011

Si el déficit público es el monstruo que nos muerde, el ministerio que dirige Elena Salgado ha hecho los deberes con aplicación. Los datos conocidos hoy sobre el tercer trimestre ponen sobre la mesa un ahorro que aporta optimismo a que el año acabe según los planes del gobierno saliente, esto es, el 4.8 de déficit o desviación entre lo ingresado y lo gastado. Vamos a cumplir dijo ayer De Cospedal. Y sí, no parece imposible hacerlo este año.

Por lo demás cuando Rajoy abandone su despacho se encontrará con muchos debates abiertos ya en Cataluña por sus paisanos de Convergencia i Unió – entiéndase paisanos en planteamientos económicos-. La política de la tijera y la poda que Artur Mas anunció el día siguiente de las elecciones es un buen libro de estilo para el gobierno de Rajoy.

Esta mañana el conseller de Sanidad, Boi Ruiz, ha añadido otro debate que hoy no parece inminente, pero que se abordará sí o sí a medio plazo. La propuesta es que los españoles deban pagar, a partir de un nivel de renta determinado, una póliza sanitaria obligatoria. Sería una forma de aligerar la presión sobre el sistema público de sanidad. Y, de paso, dar de comer a la sanidad privada.


Política de Privacidad Política de Cookies © 1998-2024 juliaotero.net