Editorial del 3 de octubre de 2011

El mismo día que se ha sabido que los bancos van a encarecer sus comisiones, tanto para las tarjetas de crédito como para las cuentas corrientes, también ha trascendido para desgracia de sus protagonistas, lo que podría haber cobrado la cúpula directiva de Novacaixagalicia. El ex-director general, José Luis Pego habría recibido 8 millones de euros en concepto de prejubilación e indemnización. Tiene 54 años, por cierto. El segundo de a bordo, Oscar Rodríguez Estrada, se habría embolsado 7 millones de euros, y Gregorio Gorriarán, exresponsable del grupo inmobiliario, otros 5 millones. Y puede que otros directivos también hayan recibido otras indemnizaciones.

Disculpen la ingenuidad, pero ¿de qué hay que indemnizar a gestores que han provocado agujeros de miles de millones hasta el extremo de que el Estado haya tenido que entrar a hacerse cargo de la entidad, para garantizar los depósitos?. Desde el viernes el FROB posee el 93% del control de Novacaixa. De la Caja valenciana, la CAM trascienden también datos aún más obscenos: un staff que se repartió más de 12 millones, en plena ruina, antes de abandonar, y una directora en activo que se firmó una pensión vitalicia de 350 mil euros anuales. Y tiene 49 años la muy previsora.

Hoy mismo el presidente Feijóo ha reclamado algo más que castigo en las urnas para los políticos que oculten facturas, o falseen datos económicos. Tiene razón, pero, ¿puede hacer algo también para evitar que estos señores que han hundido las Cajas gallegas se lleven el botín?


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