Editorial del 18 de enero de 2011

En tiempos de enorme tribulación, las noticias regulares se convierten en buenas noticias. La de hoy es que la multinacional japonesa Nissan ha hecho saber esta mañana que no cerrará su planta en España, y que será aquí donde se fabrique el nuevo modelo de furgoneta pick-up. Barcelona ha ganado la batalla a Sudáfrica y Marruecos que se disputaban la inversión de 80 millones de euros que ahora se quedan aquí.

¿Qué ha ocurrido para que se produzca esa buena noticia? Pues que los trabajadores de Nissan en España han aceptado trabajar un poco más y cobrar lo mismo. Eso implica un aumento de la productividad, ese grave problema de la economía española, a cambio, desde luego del esfuerzo de todos los trabajadores que así garantizan su futuro al menos para toda una década. Sólo el sindicato comisiones obreras se ha opuesto al nuevo plan, pero no el resto, Sigen-Usoc y UGT, que con inteligencia y pragmatismo han demostrado que el sindicalismo también sabe comprometerse. No está de más recordarlo cuando tantos palos les llueve desde los más diversos frentes.


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