Editorial del 18 de marzo de 2010

Hoy se ha sabido que las autoridades de Corea del Norte fusilaron la semana pasada al jefe del Departamento de planificación y finanzas, por su fracaso al combatir la crisis económica.

La gestión de Pak Nam Gi no consiguió hacer frente a la crisis, al contrario, provocó un aumento de la inflación y una reducción de suministros alimentarios, en un país siempre sometido a hambrunas terribles.

Consideran los analistas que la ejecución de este hombre es un intento del líder nacional Kim Jong–ese señor cuya sóla imagen da miedo- de intentar apaciguar los últimos disturbios sociales. Al parecer la situación es desesperada en Corea del Norte, último vestigio del comunismo más atroz, por eso no sorprende la ejecución del máximo responsable económico.

La noticia, desde luego, no permite ninguna broma, aunque más de uno habrá tenido la tentación de hacer comparaciones odiosas. Pero sí podemos hacer alguna reflexión sobre la responsabilidad de los que hablan de economía en España: puede que subir el IVA no sea nada adecuado en este momento, pero no es peor crear alarma social todos los días amenazando con las 7 plagas. Salgado no logra explicarse bien, y a Montoro da susto escucharle.


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