Editorial del 8 de octubre de 2009

Otro sumario jugoso ha dejado de ser secreto en las últimas horas, y también parcialmente. Nos referimos al que se ocupa del auténtico expolio que Félix Millet perpetró en el mítico Palau de la Música.

Hasta 10 millones de euros sostiene la fiscalía que pudieron ser “distraídos” en sólo 6 años. Si hacemos cuentas, el tal Millet –al que aún no han retirado la Cruz de San Jordi- se llevó casi un millón de pesetas diario durante 6 años sin que nadie, salvo Hacienda, se diese cuenta. Porque esta vez -y hay que reconocérselo- sí que ha sido la agencia Tributaria la que detectó cientos de movimientos de billetes de 500 euros, que circulaban como si fueran papelitos del monopoly.

Lo curioso del caso es que hasta el levantamiento parcial del secreto del sumario seguía en su puesto el mismo tesorero que trabajó con Millet. No ha sido hasta esta mañana que el Palau de la música ha suspendido al tesorero. ¿Saben por qué? Porque es uno de los 5 imputados en el latrocinio colectivo. ¿Podía alguien creer que el tesorero no sabía nada?. Pues hasta hoy, seguía en su sitio.

A diferencia de los “gurtelianos”, éstos eran chorizos finísimos que alternaban con lo más granado y a los que rendían pleitesía todos los popes culturales y políticos. Dicen que aún hay muchos culitos prietos en Cataluña. La porquería casi siempre acaba por flotar.


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