Editorial del 11 de septiembre de 2009

Estamos poniendo a Barcelona en el mapa internacional de la judeofobia. La frase, así de contundente y sensata, la ha pronunciado esta mañana, el vicepresidente del gobierno catalán, Carod Rovira. Hoy, día 11, Diada de Cataluña, un grupo numeroso de energúmenos que pasan por ser pacifistas y enemigos de la guerra, ha intentado boicotear la actuación de la cantante israelí Noa, durante la cual han silbado, gritado, y exhibido banderas y pañuelos palestinos.

Noa, cuyo sueño ha sido y es estar presente algún día en la firma de la paz enrtre Israel y Palestina, tiene al parecer el pecado original de ser judía. Esta reputada cantante internacional, convencida por su amigo personal Joan Manuel Serrat, aceptó acudir a Barcelona este 11 de septiembre para cantar, sin retribución alguna, al frente de la orquesta árabe, el inmortal Cant del Ocells. Con valentía, Noa se ha sobrepuesto a la presión, e incluso ha hecho un inesperado discurso en el que ha lamentado “toda la sangre vertida en Oriente Próximo”.

Lo grave del asunto es que la mecha la encendió un partido pólitico que está en el mismo gobierno que ha invitado a la cantante israelí: iniciativa-izquierda unida. Su máximo responsable, Joan Saura, ha puesto de nuevo en aprietos al gobierno de Montilla: y van tres encontronazos con la embajada hebrea en España.

De ahí que la oportuna frase de Carod-Rovira merezca una seria reflexión. ¿estamos jugando a la judeofobia?


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