Los hoteleros de las Baleares no quieren la ecotasa, aquel impuesto del gobierno progresista del señor Antich que pretende que los turistas aporten una mínima cantidad por gozar de un paisaje y unos paraísos naturales que han sido, son y serán víctima de la depredación humana.

Los presidentes de todas las federaciones hoteleras de Mallorca, Menorca e Ibiza pedirán hoy al gobierno que esta ecotasa, prevista para el día 1 de mayo, sea aplazada como mínimo hasta noviembre, para no hacer daño a la campaña turística de este verano. Alegan que los catálogos de viajes ya están en la calle, y que muchos extranjeros ya han comprado el paquete de vacaciones hace meses. Temen, por tanto, que haya una avalancha de reclamaciones. Todo esto es lo que mañana, los dueños de los hoteles, podrán exponer al presidente Antich.

Nadie sabe si el gobierno balear cederá finalmente a la presión de todo el sector turístico y aplazará la aplicación del impuesto.

Recordemos, que este impuesto supone nada más un gasto de un euro diario por día y noche -sea en hotel o en establecimiento público, español o extranjero-. Es decir, que para una familia de 4 personas, una semana entera en las islas les supondrá unas 4 mil pesetas más. ¿Alguien se echa atrás en un viaje por esta cifra? ¿Y si se pierde un pequeño porcentaje de turistas, no compensa la inversión en proyectos ambientales?

¿Por qué cuesta tanto de entender que el pan para hoy es, a menudo, hambre para mañana?

Bona tarda. Comença La Columna.


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