Editorial del 6 de marzo de 2013

Y Bárcenas a lo suyo, sin dar un solo día de tregua al partido en que trabajó y mandó mucho durante varias décadas.

Hace un par de horas se ha sabido que ayer el extesorero presentó la tercera demanda, esta vez ante la Dirección General de Trabajo, por “atentar a su intimidad como trabajador”. Es decir, Bárcenas vuelve a insistir en que cuando la semana pasada el PP tomó la decisión de vaciar su despacho, lo hizo sin previo aviso y sin respetar sus pertenencias. Está claro que la ofensiva jurídica del hoy “hombre más popular” de España es la propia de quién quiere marcar los tiempos y andar siempre unos metros por delante.

Aunque hoy, al fin y tras muchos días de estudio el PP también ha movido ficha en los tribunales. Su demanda es contra el País y el autor de los “papeles de Bárcenas” por Vulneración del derecho al honor. O sea, nada contra Bárcenas, parece.

Es la última novedad de un día en que se habla sobre todo de un ángel o un demonio, un libertador o un payaso populista... En ningún país de Europa se habla de forma tan radical de Hugo Chávez. En España, como es sabido, no hay matices: el blanco o el negro. O sea, el simplismo más banal, una auténtica pereza intelectual para enfrentarse a una realidad siempre compleja.


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