Editorial del 29 de enero de 2013

Hoy ha empezado en Madrid el juicio de la Operación Puerto.

Es la primera vez, tras la fundación de la Agencia Mundial antidopaje, en que un país sienta en el banquillo tanto a médicos como a entrenadores deportivos por hechos relacionados con el dopaje.

La expectación internacional es enorme, aunque la actualidad política española está tan espesa que lo cubre todo. En el juzgado penal número 21 de Madrid se han dado cita decenas de medios internacionales, para ver cómo termina un proceso que se inició en el 2006 cuando la guardia civil detiene al doctor Eufemiano Fuentes como el artífice del método de las transfusiones con la propia sangre de grandes deportistas.

¿La sangre propia puede ser considerada un medicamento y por tanto, sustancia dopante? Esa es la gran pregunta, y llega en un momento en que España ha deslumbrado al mundo con triunfos incuestionables en el ámbito deportivo.

Llega también con dos hándicaps. El primero es el efecto Lance Amstrong, de rabiosa actualidad, y el segundo, la elección de la sede olímpica para el 2020. Madrid es candidata, y el comité olímpico será muy sensible a la ejemplaridad de la sentencia española en temas de dopaje. A ver si al menos en temas deportivos podemos quitarnos el doloroso sambenito de que somos país de tramposos.


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