Editorial del 1 de mayo de 2012

Una política de estímulo al crecimiento parece irse abriendo paso en Europa tras meses de máximo rigor presupuestario. La lectura de que la canciller Merkel va ablandando su actitud es tal vez un error de diagnóstico. Quizás es la proximidad de un hipotético cambio de rumbo en la Republica Francesa lo que ha convertido la necesidad en virtud.

Sea convicción de la Canciller o sea solo estrategia, sorprende que mientras Francia se pronuncia, Frau Angela haya escogido a Monti como pareja de baile. El eje Berlín-París, hace ya un rato que ha cambiado. Ahora el eje es ítalo-alemán. Y claro, es para mosquearse. ¿Por qué Berlín ningunea de esa forma a Rajoy? ¿Es que no ha dado pruebas suficientes el presidente de aceptar la política de ajustes y recortes impuesta desde el norte? ¿Por qué esa deferencia con Italia, que no parece estar mejor que nosotros?

Mario Monti no es precisamente el dirigente europeo que mejor se ha portado con nuestro país. Recordemos declaraciones suyas, poco prudentes y responsables sobre la solvencia española, tal y como le recordó Rajoy.

Tal vez la clave está en el silencio del presidente español. El que no llora no mama, dice el refrán. En estos tiempos, hay que trabajar el liderazgo tanto de puertas adentro como extramuros.


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