Editorial del 16 de abril de 2012

Hoy es Lunes de Aguas. Es verdad que solo se celebra en Salamanca, pero el asunto tiene su aquel.

Es una fiesta pagana que se celebra después de la Cuaresma desde el siglo XVI, en la que tras los rigores de la Semana Santa se reivindica de nuevo el ocio y la lujuria. Hoy los amigos salmantinos se conforman con salir al campo a merendar con familia y amigos.

Pues bien, qué bonito símbolo el LUNES DE AGUAS, para comentar la actualidad. Iba el Rey Juan Carlos a pasar una esplendida “semana de Aguas” en Botsuana cuando se cayó en el momento más inoportuno, y lo hizo sobre suelo mojado. Un peligro. Es el tercer tiro en el pie de la Monarquía desde hace apenas unos meses, o sea, una inflación de hematomas institucionales en tiempos de mala salud general. A los republicanos se lo han puesto como se las ponían a Fernando VII.

A los monárquicos, pese a todo, les queda el consuelo de la única pareja ejemplar de la Casa, que afortunadamente es la pareja de los herederos. Para ellos no hay lunes de aguas. Sigue el rigor del vía crucis.


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