Editorial del 12 de noviembre de 2012

Dos noticias completamente distintas, con protagonistas y ámbitos bien diferenciados, tienen, sin embargo, un cordón umbilical, algo que las une.

Por un lado, el comunicado de la Asociación Española de la Banca, que adquiere el compromiso de paralizar durante dos años los desahucios de viviendas cuando se de la circunstancia de “extrema necesidad” y por otro, la primera imputación -y esperemos que no sea la única- por la muerte de 4 chicas en el Madrid Arena. El gerente de la empresa organizadora de la fiesta de Halloween, Miguel Ángel Flores, el fanfarrón que presumía a menudo de reventar los aforos, hoy está señalado por la justicia como imputado.

¿Cuál es la conexión entre la Banca y el Madrid-Arena? ¿Entre el asunto de los desahucios y las jóvenes aplastadas en un túnel macabro? Pues está claro: la presión de la opinión pública. ¿Creen que gobierno y oposición se citarían para dar respuesta al drama social de las ejecuciones hipotecarias si no les hubiera ensordecido el clamor popular que les llegaba? ¿Y piensan que los bancos se hubieran adelantado a cualquier decisión política con ese comunicado que habla de “razones humanitarias” para una moratoria de 2 años?

En cuanto al Madrid Arena, ¿creen que si miles de jóvenes hubieran callado y aceptado comentarios tan inapropiados como el del Fiscal General del Estado, o el vicealcalde de Madrid que, con las chicas aún sin enterrar, salió a defender al empresario hoy imputado, el asunto hubiera tomado la dimensión que está adquiriendo?


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