Editorial del 26 de octubre de 2011

Otra vez vuelve a ser hoy el fin del mundo, o sea de la Europa que conocemos. La afirmación es gruesa y seguro que no les ha sobresaltado en absoluto, es lo que tiene decir por enésima vez que viene el lobo. Esta mañana en el Bundestag, Angela Merkel ha procurado ser apocalíptica para ser convincente. Por eso ha dicho con toda claridad que si cae el euro, también cae Alemania.

Con esa amenaza latente, cada vez más verosímil, se producirá dentro de 4 horas otra cumbre crucial en Bruselas. Son tantas y tan poco de lo que sirven, que la ciudadanía europea parece absorta en sus problemas diarios sin levantar la vista para ver el horizonte. Y pinta mal. De los tres asuntos vitales sobre los que debe pronunciarse la cumbre, o sea, Merkel, no hay nada claro. Ni de cuánto será la condonación de la deuda a Grecia, ni cómo se recapitalizan los bancos, ni mucho menos quién pone la pasta para el fondo de rescate.


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