Editorial del 19 de octubre de 2010

Si el aún presidente de la patronal, Gerardo Díaz Ferrán, tenía la esperanza de que sus colegas asistieran a su relevo con la tibieza de los últimos meses, se equivocó la paloma, se equivocaba.

Era sorprendente, como mínimo, que nadie de la patronal rechistase ante el cero en conducta de Díaz Ferrán como empresaraio y pidiera explícitamente el cambio al frente de la CEOE. Hoy la lógica se ha impuesto y con qué crudeza, por cierto. El presidente de la patronal madrileña, Arturo Fernández, ha dicho esta mañana que no cree que Díaz Ferran vuelva a presentarse, y por si acaso el mensaje resultaba demasiado light, ha añadido que “el nuevo presidente debe saber adaptarse a los tiempos de crisis y sobre todo que HAYA PAGADO NÓMINAS”. Demoledor, el sr Fernandez. Ni Fernández Toxo lo hubiera expresado más clarito.

Las opiniones se van descarando en las últimas horas. Hasta la secretaria general de empleo, Maravillas Rojo, se ha atrevido a decir esta mañana que “no se ve negociando con el actual patrón de patronos el año que viene”.

Mañana día 20 se reune la Junta directiva de la CEOE en la que oficialmente el presidente anunciará el adelanto de las elecciones. Será apasionante la batalla entre Joan Rosell, el catalán aspirante y Manuel Pizarro, el madrileño. No hay duda de con quién preferiría negociar el próximo ministro de trabajo, ni con quien quisiera hacerlo el PP si gana las próximas elecciones


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