Editorial del 11 de marzo de 2010

Según el último barómetro del CIS, conocido esta mañana, los españoles consideran a los políticos un problema, en concreto el tercero más grave tras el paro y la situación económica. También nos informa la encuesta del centro de investigaciones sociológicas de que sólo 23 compatriotas de cada 100 saben hablar en otra lengua además de en castellano. Es más, los españoles que están aprendiendo ahora mismo alguna lengua extranjera alcanza el desternillante porcentaje de un 8%.

Y para que no se diga que no nos damos cuenta de nuestra pobreza y torpeza lingüística, va y el 90% considera importantísimo el conocimiento de alguna lengua extranjera. O sea, el que nos entienda, que nos compre.

Hay una frase de Kennedy que ha vuelto a ponerse de moda últimamente, que también podríamos aplicarnos nosotros, visto lo visto en el CIS. “No te preguntes que puede hacer España por tí, pregúntate que puedo hacer yo por España”. ¿No sería bueno que la cantidad ingente de dinero que sale de las arcas públicas para pagar el paro se aprovechara para formar a los españoles, aprender lenguas o lo que fuera, en lugar de subsidiar la nada?

Hoy, 11 de marzo, se habla de ese sondeo pero sobre todo de los 6 años que han transcurrido desde que el fanatismo islamista nos mató y asustó para siempre.


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