Editorial del 3 de noviembre de 2009

“Perdonen por estar aún en el mundo. A esta edad es casi una insolencia”. Lo dijo Francisco Ayala hace 4 años. Esta mañana ha fallecido a los 103 .

Tomaba a diario más de un whisky y solía decir que la miel que tomaba cada día en cantidades ingentes era la que le mantenía vivo. Ensayista, articulista, narrador... también Ayala sufrió a España, se exilió largos años en Argentina y resolvió finalmente que la patria de todo escritor es la lengua.

Desde los 90 años insistía en que estaba a punto de marchar. Sin embargo este mismo año el ministerio de cultura le homenajeaba al cumplir los 103. Oía mal, veía claro y se mantenía lúcido.

Una vida completa, como su obra y su agudeza. “España ha asombrado al mundo con su “normalidad” dijo en los últimos años... Don Francisco reconocía, pues por exclusión, que históricamente, España asombraba por su anormalidad. La que le llevó a él por ejemplo al exilio.

Descanse en paz. Y es la segunda tarde consecutiva que empezamos con la crónica de una muerte.


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