Editorial del 30 de octubre de 2009

Un barullo, un auténtico despliegue de confusión es lo que acompaña, también hoy, las noticias que se refieren al partido popular. Si ayer Aznar pedía un liderazgo y no varios, esta mañana Juan Costa ha dudado directamente de que esa cualidad pueda atribuirsele a Mariano Rajoy. Paciencia tiene, sin duda: cuando no es un subordinado es un presidente fundador y a falta de éste un presidente de honor. Mucho gallo en el gallinero.

El 'barullo' es por cierto una palabra muy querida por Rajoy que usó muchas veces para calificar el estado de sus adversarios. Nos referimos al PSOE. Porque hubo un tiempo que Rajoy tenía los adversarios en el partido socialista. Hoy ya no necesita enemigos. Con los propios le bastan.


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