Editorial del 20 de octubre de 2009

Ayer contamos que el juez había sido tan generoso con los “saqueadores del Palau de la música” que los había dejado en libertad con cargos aunque sin mediar fianza alguna, y con el durísimo castigo –eso sí- de entregar su pasaporte. Lo de los señores Millet y Montull no ocupa en los medios el espacio que debiera. Si tras el caso del Palau, hubiera alguna sombra que lo vinculase al PP o al PSOE no duden del interés máximo que despertaría. Como no parece ser así, si no simplemente un asunto entre catalanes de buenas familias, la cosa queda como la ropa sucia que se tiene que lavar en casa.

Hoy, el gobierno de Montilla ha anunciado que recurrirá la libertad de Millet y Montull... Si tiene la misma suerte que la fiscalía, esos señores, seguirán celebrando su suerte con la familia en restaurantes de lujo, como sucedió ayer.

¿Y la justicia? ¿Qué se puede decir de la justicia? Sinceramente, que eso de la venda en los ojos es un chiste. La justicia sólo es ciega cuando se trata de pobres diablos. Esos todos son iguales. Sin embargo, si su objetivo es la delincuencia de alto copete, entonces la señora de la balanza parece destaparse un ojo y guiñárselo al delincuente. Todo muy elegante.


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