Editorial del 8 de junio de 2009

Aunque al día después no se le llama jornada de reflexión, debiera serlo con más razón que el anterior. Hechas ya todas las valoraciones más o menos veloces, a esta hora se impone la reflexión, que siempre es de digestión más pesada. Esta vez no ha ocurrido eso de que ganan todos, no. Se impone el PP y pierde el PSOE, en España y en Europa. Tradicionalmente la derecha crea riqueza, y la izquierda la redistribuye. Ahora no hay nada que redistribuir, desde luego, pero ¿se podrá crear riqueza con las mismas herramientas con las se generó la crisis? Eso en cuanto a Europa.

Si ponemos foco en España, Zapatero pierde y gana Rajoy. El triunfo es claro pero nada apabullante y la derrota no es dulce porque eso no existe digan lo que digan, pero no hay descalabro. Los populares han ganado porque en sus feudos han votado más aún que otras veces, y los socialistas han perdido porque los suyos están cabreados y se han quedado en casa. Pero no hay vuelcos en las comunidades gobernadas por unos u otros. En Valencia y Madrid, el PSOE está perdido y en Cataluña y Euskadi el PP no rasca bola. Y esa realidad sigue tozudamente igual.


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