El Semanal Digital, 29 de mayo de 2012

Por Manuel Ortega

Bien. ¿Por dónde empezamos? Quizá reconociendo que, de no haber sido por las turbulencias motivadas por el regreso de Julia Otero a TVE, uno no habría visto el programa Entrevista a la carta. La vuelta a la cadena pública de Otero, precedida por los temores de una repetición del fracaso de Las cerezas de Julia, y a la espera de conocer los datos de audiencia en una noche en que tenía lugar la final de Gran Hermano, arrancó con una frase: "Estoy muy feliz de volver".

Y encantada de su regreso, Otero describió el funcionamiento del nuevo programa, en un amplio plató en el que entrevistado y entrevistadora se encontraban frente a frente rodeados por una gigantesca pantalla envolvente. En ella debían aparecer doce personajes, en tres tandas de cuatro. En cada tanda, el entrevistado -en este caso Cayetano Rivera- debía elegir tres, cada uno con su pregunta, y destacar al cuarto. Esto se alternaba con algunas preguntas de televidentes, grabadas previamente a través de sus smartphones, y con otras cuestiones puestas sobre la mesa por la propia conductora.

Para el debut, como ya era conocido, la periodista gallega recurrió a Cayetano Rivera Ordóñez. Hijo de Paquirri y Carmina, Cayetano se enfrentó a su segunda entrevista televisiva, tras una primera concedida, tiempo atrás, a Jesús Quintero. Claro que no debía ser lo mismo tener enfrente a El loco de la colina que a una Otero que lucía pierna y por tres ocasiones le recordó sus "ojos espectaculares" tras haberle presentado como un "hombre misterioso" y "guapo a rabiar". Y eso quizá fue lo que animó el programa: que transmitió a un Cayetano pudoroso, sensato y muy prudente.

En cuanto a los preguntones, el programa se sacó de la manga a Esperanza Aguirre, José Bono, María Casado, Beatriz Cortázar, Falete, César Cadaval, Jorge Sanz, Juan José Padilla, Pilar Rahola, Paola Dominguín, Ramón Sánchez Ocaña y la Duquesa de Alba.

¿Anécdotas? Por ejemplo, el encuentro con Casado en una gasolinera de San Francisco. O la pregunta de Bono sobre "¿izquierdas o derechas?", y que sirvió a Otero para recordar que Carmina Ordóñez, la madre del entrevistado, había militado en Fuerza Nueva. "Sí pero ella era muy liberal", señaló Cayetano. Y por supuesto, algunas relacionadas con el toreo. Que el gran Padilla preguntase sobre lo de volver al ruedo fue de nota. Como la pregunta -porque no fue tal- de la Duquesa de Alba, que más que realizar cuestión alguna instó al diestro a casarse porque ya estaba en una edad muy buena para ello.

Capítulo aparte mereció la contradicción del diestro Cayetano, que reconoció que a él no le gustaría que un hijo suyo se dedicase al toreo. Aquello trastocó a la entrevistadora, que, al no comprenderlo, recibió la pregunta del entrevistado: "¿A ti te gustaría que tus hijos fueran periodistas?" Por lo que vimos, la respuesta de Otero fue negativa.

Uno de los tres descartes de preguntas fue para Pilar Rahola. Y con razón. La propia imagen de la opinadora, con cara de cabreo, le daba todas las papeletas para pasar olímpicamente de su pregunta. Lógico que Cayetano se cuidara muy mucho de su elección. ¿Quién no hubiera hecho lo mismo?


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