Es alta, miope y tímida. Así explica Luisa Fernanda Rudi el porqué de su imagen distante y fría: "Por pocos tacones que lleve, doy casi un metro ochenta, y la mirada de miope deja un poso distraído, como si no prestase atención". Ella ha dedicado enteramente la suya a "tejer un proyecto que llevase al PP a gobernar". Estuvo en el núcleo duro del partido, atravesó todos los desiertos y ejerció de martillo hasta que entró, hace tres meses, en el despacho de la presidencia del Congreso. "Federico me dijo que éste era un puesto precioso", contesta cuando se le pregunta por los consejos de Trillo. Los signos externos del cambio en la presidencia se reducen a una imagen de la Virgen del Pilar, flores sobre la mesa y una foto con el Rey.

La foto que tenía Trillo era familiar...

Yo nunca tengo fotos familiares, quizá por exceso de pudor. Procuro marcar diferencias entre mi actividad pública y mi parcela privada.

¿Qué enseñanza ha extraído de sentarse dos metros más arriba que sus señorías?

Al subir por primera vez al sillón tuve una sensación de pellizco, de falta de respiración. Me dije: Dios, dónde estoy. Fue cuando me di cuenta de que me habían elegido presidenta. Luego te acostumbras.

¿Tiene ya fichados a los diputados más revoltosos?

No todos los que estaban la pasada legislatura permanecen. En poco tiempo los más ruidosos se irán descubriendo.

¿Cuánto tiempo duró la conversación telefónica en la que Aznar le propuso la presidencia del Congreso?

No más de tres minutos. El presidente es parco en palabras y yo no suelo ser tampoco de conversación larga. "Luisa, ¿quieres ser presidenta del Congreso?". Esa fue la frase de punta a cabo.

Siendo alcaldesa no aceptó en el 96 encabezar la candidatura del Congreso. ¿Y eso de que hay que atenerse a las consecuencias de darle un no al presidente?

Desde fuera se sacraliza, a veces, la relación entre el presidente y el resto de las personas. Se puede y debe hablar con él con toda tranquilidad. Yo lo he hecho siempre.

También Pilar del Castillo declinó la oferta de Aznar hace cuatro años para ocupar un ministerio. ¿Sólo las mujeres se atreven a darte una negativa?

(Risas). No sé si ha habido señores que hayan dicho que no. Cuando razonas las cosas, por supuesto que las entiende.

Ejercer de árbitro institucional impide participar en la esgrima política. ¿Está preparada para morderse la lengua?

Ya lo he hecho. Desde el año 82 he hecho de todo en el partido y en momentos muy duros, pero desde el día 5 de abril tengo claro que mi papel es otro. Ahora doy menos titulares, soy menos atractiva periodísticamente.

Con una mayoría tan sobrada, ¿cómo se plantea defender los derechos de las minorías parlamentarias?

Esta casa tiene mal recuerdo del uso de las mayorías absolutas, y ahora, y esto es opinión partidista, se está haciendo buen uso de la mayoría. La pasada legislatura, el PP aprendió mucho del consenso y el acuerdo.

¿Qué asuntos no deberían dirimirse simplemente por mayoría?

El reglamento de esta casa, y todo lo que sean cuestiones de Estado, la justicia, la financiación autonómica, el modelo de Estado...

Trillo se fue con la frustración de no haber sacado adelante el nuevo reglamento. ¿Garantiza que se hará en esta legislatura?

No puedo garantizar nada, pero el tema quedó lo suficiente maduro como para que ahora salga adelante. Vamos a acometerlo ya mismo.

¿Se planteará algún castigo para el absentismo laboral de sus señorías?

Habrá que contemplar sanciones económicas, aunque hay que decir que cuando el diputado no está en su escaño no quiere decir que no esté. Eso se demuestra cuando se llama a votar. Y quede claro que el timbre sólo suena en la casa y no en los restaurantes del entorno, como ocurre en el Parlamento inglés.

¿Se atreverá a plantear un aumento de sueldo?

A un diputado de provincias no sé si le compensa la cantidad que se le da para mantenerse fuera de casa. Aunque yo siempre digo que quien quiera ganar dinero que no venga a la política porque se equivoca.

¿Celebraría, por cuestión de género, que Rosa Díez fuera la elegida del PSOE?

Celebraré muy a gusto que un día una mujer sea presidenta del Gobierno de España, sea del partido que sea. Usted y yo lo veremos.

¿Por qué a las mujeres de centro-derecha les da tanto susto el término feminismo?

El feminismo buscó la confrontación, ahora busca la complementariedad. Yo nunca he salido con la pancarta, pero en los veintitantos años que llevo trabajando habré servido de punta de lanza tanto o más que las que salían con la pancarta.

Su antecesor me confesó en esta página que el lema de su mandato fue "manda huevos". ¿Le oiremos a usted alguna procacidad?

Espero que no. (Risas). El ujier siempre me avisa cuando está el micrófono abierto. En política he aprendido a decir tacos, pero los digo en el despacho y a puerta cerrada.


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