El Mundo, 26 de mayo de 2014

Por: LUIS NEMOLATO

Gallega de orígenes, pero catalana de pro. Y desde hace unos días, bailar un chotis la convirtió en casi hija adoptiva de Madrid, que eso no lo hace cualquiera, hay que ser muy gato. Pero ella es una mujer con tanta fuerza que todo, aunque sea por primera vez, lo hace bien. Hasta lo de bailar encima de un ladrillo y sin haber nunca vivido en la capital. Quién sabe si es que los bombines son como la capa de Superman, que te lo pones y te da alas, en los pies.

Julia Otero se lo plantó, cogió del bracero al presidente de la comunidad, Ignacio González, y se marcó su baile. Fue en la XXVII edición de los premios castizos por excelencia, y oírle hablar con ese acentazo tan marcado de San Isidro fue impagable. Porque quizás eso caracteriza a la periodista, que se acerca a todos los temas desde sí misma, que para tener opinión se basta sola y, cuando pasan por su tamiz, los devuelve al otro interlocutor con ese punto que solo Julia Otero sabe darles, como si fueran totalmente nuevos. Como si de repente, te descubriera ese lado oculto de la Luna que tienen las cosas. Quizás porque nunca se ha dejado imponer nada. Porque siempre ha defendido su libertad de expresión. Y porque por muchos órganos que le extirpen, siempre le queda el corazón.

- Cuanto tiempo hacía que no se te veía por estos lares...

- Uf. Mucho. Pero es que me hace muchísima ilusión recibir el bombín. Espero que no me hagan bailar un chotis, porque, a mí, me sacas de la muñeira y la sardana, y no tengo ni idea. Pero como en el chotis, el que lleva es el hombre, me dejaré llevar.

- No imaginaba yo que necesites un hombre que te oriente.

- Tienes razón, pero en este baile, haré una excepción. Creo que a ninguna mujer le gusta que la dominen, ¿no?

- Ni a nadie. Cuando uno tiene su propia voz, no necesita de ninguna otra de mando. Por cierto, a Gemma Nierga la tuvieron que operar hace unos días de las cuerdas vocales. Es un riesgo al que teméis todas las que os dedicáis al mundo de la radio.

- Afortunadamente, no he tenido nunca ese problema, pero me han operado tantas veces de otras cosas... En la última, me extirparon todo el tiroides, y tampoco tengo bazo. Así que soy un prodigio de persona que consigue sobrevivir cada vez con menos órganos. No está mal. Porque puedo vivir normalmente. Soy hipotensa, que es una garantía de salud.

- Mientras que tengas corazón...

- Mi corazón late muy bien, estoy con mi pareja, Josep, que es el padre de mi hija Candela, desde hace más de diecisiete años. De modo que...mi vida sentimental está muy estabilizada. Muy bien y muy feliz.

- Dicen que el enamoramiento se agota, que quedan otras cosas, pero que con los años, eso se volatiliza. ¿Tú cómo notas que sigues enamorada?

- En que veo en todo lo que miro a la persona amada.

- En Candela sobre todo, ¿no? ¿Ella seguirá tus pasos como gran dama de la radio?

- No, quiere ser médico, como su padre. Está preparando la selectividad, es un tema complicado, porque la nota que se pide para entrar en la Facultad de Medicina es muy alta.

- Y la carrera de periodismo, dura. ¿Cuántos años llevas sin parar?

- Treinta y muchos. Empecé a los 18 y aquí sigo.

- Y, a tu manera, creo que también curas a muchas gente.

- Pues sí. Porque la solidaridad también es una medicina. Ha sido un placer ponerme a dibujar lo mejor que sé para diseñar una bolsa con fines solidarios, y poder, así, aportar un buen pellizco al Programa de Asistencia Hospitalaria.


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