Julia Otero, tras finalizar la emisión del programa "Julia en la Onda" desde Pontevedra © Mónica Patxot

PontevedraViva, 13 de marzo de 2013

Por Alejandro Espiño

"De todos los lugares de España desde los que se puede hacer un espacio de radio, este es uno de los que tiene el casco antiguo más hermoso y uno de los paisajes más extraordinarios". Empezando así su programa, Julia Otero se ganó a los pontevedreses. Aunque ya venía con el público en el bolsillo. Julia en la Onda era, sin duda, el programa más esperado dentro del maratón de radio en directo que ofreció Onda Cero en Pontevedra.

Fue un programa con un marcado protagonismo pontevedrés. Tanto que Julia Otero llegó a decir que "no sé si se nota que estoy en mi tierra". Hubo tiempo para los vinos de la D.O. Rías Baixas, para hablar de "los mejores mariscos y pescados del mundo", del modelo urbano de Pontevedra o de la belleza del Monasterio de Armenteira. Y como no, a su conclusión, también para conversar, amablemente, con PontevedraViva.

Julia Otero, tras finalizar la emisión del programa "Julia en la Onda" desde Pontevedra © Mónica PatxotDurante el programa has hablado de lo mucho que te había sorprendido Pontevedra. ¿Qué imagen te llevas de la ciudad?

Me ha sorprendido. Hacía muchos años que no estaba por aquí y he encontrado una ciudad espléndida, muy bonita. Me he llevado una alegría. De la Pontevedra que yo recordaba a la que he visto hoy, el cambio es extraordinario. Me ha gustado mucho el casco antiguo, tan cuidado, tan limpio, tan restaurado. Me parece que estáis en buenas manos. Desde el punto de vista del gobierno municipal hay una seña de identidad que pasa por el amor a la tierra, por el respeto a la tradición, al patrimonio cultural y natural, y eso está muy bien.

¿Y cómo ha sido el recibimiento del público pontevedrés?

Bien, muy bien. Desde primera hora el salón de actos del Pazo de Mugartegui estuvo lleno. Ha sido muy agradable. Se me nota mucho cuando vuelvo a mis orígenes, porque me siento muy cómoda. Y presumo mucho delante de mis compañeros. Han comido... bueno. Lo de la gastronomía en este país es espectacular, aunque ya nos conocen, porque cuando les invito a casa también soy una exagerada a la hora de servir. Me gusta venir. Presumo mucho de patria delante de los míos.

Has participado en un auténtico maratón de radio en directo. Onda Cero ha realizado trece horas de su programación desde Pontevedra. ¿Cómo has vivido esta experiencia?

Está bien que la D.O. Rías Baixas tenga esta vocación de darse a conocer, de promocionar su producto extraordinario y que entienda que la divulgación de todo eso en una cadena como la nuestra es importante. Estoy segura de que muchas personas que no tenían previsto venir a Pontevedra, algunas docenas como mínimo, están pensando si hacen una escapada. Esperemos que lo hayamos conseguido.

Y desde el punto profesional, siempre hacer radio en directo delante de los oyentes es muy agradable. Es como nuestra banda sonora, porque ves cuándo se ríen, con quién se ríen, están con mucha atención, en riguroso silencio y te dan muchas pistas del producto que haces. Siempre aprendes cosas del público en directo.

Julia Otero, durante la emisión del programa "Julia en la Onda" desde Pontevedra © Mónica PatxotPero me imagino que añade un plus de responsabilidad...

Y es más cansado, claro. Las tres horas están pendiente de lo que ven, de lo que escuchan. Hay que estar atentos de las necesidades de los anfitriones y también de tu propia responsabilidad con la comunicación, con hacer un programa que esté hecho a la medida de los que patrocinan, pero también a la del resto de los oyentes. Sólo confluyendo ambos intereses se consigue un buen resultado. Cuando salimos del estudio, hay que hacer un programa con muchos guiños al lugar en donde estés, pero sin perder la universalidad de cada tarde. Esa es la garantía de éxito para los que nos patrocinan, en este caso la D.O. Rías Baixas.

¿En qué momento profesional se encuentra Julia Otero? ¿Es, quizás, cuando más cómoda estás detrás de un micrófono?

Estoy bien, me siento muy cómoda. Es un momento informativa y periodísticamente muy potente. También de mucha inquietud. De un asalto de la actualidad cada día que hace unos años no podíamos imaginar. Añoro un poco más de tranquilidad. Estamos como a lomos del tigre en la actualidad política. Cada día es un sobresalto. Por una parte, informativamente tiene un gancho, un 'punch' evidente, pero por otro crea cierto cansancio, cierto hartazgo.

Y después está la responsabilidad de ejercer correctamente el principio del periodismo, el derecho a la información. Porque es muy fácil tirarse al trampolín con las noticias que llegan cada mañana. Aunque personalmente y profesionalmente, tengo que reconocer que es un momento grato. Estoy en una cadena muy respetuosa con la pluralidad, muy poliédrica, con muchos puntos de vista, que es como yo entiendo la comunicación. Y eso es de agradecer.

Julia Otero, durante la emisión del programa "Julia en la Onda" desde Pontevedra © Mónica PatxotDices que estás muy cómoda en la radio. ¿Descartamos entonces, a corto plazo, una posible vuelta a la televisión?

A día de hoy, no hay demasiadas perspectivas. Y es una pena. Telefónica estaba dispuesta a seguir patrocinando íntegramente Entrevista a la carta (el espacio que presentó en TVE hasta el pasado mes de julio), pero por alguna razón que se me escapa, no voy a seguir en Televisión Española.

Uno de esos motivos podría ser la crisis económica. ¿Qué papel crees que debemos de jugar los medios de comunicación en estos momentos?

Es un momento delicado porque los periodistas, por un lado estamos en las redes y controlamos mucho, pero parecemos más prescindibles que nunca. Porque la información fluye muchas veces sin necesidad del periodista o eso creen algunos, que el periodista es una figura prescindible. Yo creo que es más necesaria que nunca. Si no hay un filtro entre el emisor y el receptor, se puede manipular, se puede engañar, se puede no contrastar fuentes. Como decía es un momento ciertamente delicado y debemos estar a la altura de las expectativas.

¿Y cómo conjugamos ese deber con la creciente tendencia, al menos por parte de algunos sectores de la sociedad, de no dar explicaciones sobre ciertas cosas?

Obviamente, el poder político se siente muy incómodo delante de los periodistas. En cierta manera, los evita con una desfachatez que me resulta seriamente preocupante. Si eso lo unimos a la resignación de los periodistas y la aceptación de unas normas de conducta que son ciertamente impresentables como son las ruedas de prensa sin preguntas, pues da un resultado final muy poco democrático.

Estás hablando directamente de los políticos...

Es que una persona que cobra un salario público y que representa a los ciudadanos está obligada a responder a los periodistas. Cuando no lo hacen faltan a su principal obligación que es rendir cuentas ante los que les han escogido y les pagan a final de mes. Pero por otra parte, los periodistas que aceptan la dejación de su responsabilidad que es la de preguntar, están noqueando nuestro oficio. Se junta el hambre con las ganas de comer y la ecuación es altamente preocupante.

Yo hay días que me indigno. Me parece muy preocupante y muy feo. No deberíamos acudir a una sola comparecencia sin preguntas. Lo que pasa es que no se le puede exigir a un periodista que sea un héroe y que decida no ir. O no vamos nadie o si hay la más mínima duda de que van a ir uno o dos, a ver como llegas a la redacción y dices a tus jefes que tú no tienes esas declaraciones porque no has querido ir al no haber preguntas. Hay que volver a nuestros principios. Nos hemos abandonado por el camino.

Julia Otero, durante la emisión del programa "Julia en la Onda" desde Pontevedra © Mónica PatxotY esa indignación la canalizas también a través de las redes sociales. ¿Te gusta ese contacto directo con la gente?

Tardé mucho en entrar. Llevo dos años apenas y soy muy activa porque en general, en la vida, o me pongo o no me pongo. Cuando doy un paso lo hago con todas las consecuencias. Seguramente habré pisado algún charco como se pisan siempre en las redes sociales y habré cometido algún desliz, pero no me importa. No he borrado un solo tweet en mi vida, suscribo todo lo que he escrito desde que empecé. Me parece una forma de contactar con la realidad, aunque a veces sea profundamente desagradable.

¿Por qué lo dices?

Porque las redes están llenas de cobardes que insultan, que faltan. Hay gente muy llena de odio y que son profundamente desagradables. Pero de esos tipos también puedes aprender. Obviamente, bloqueándolos instantáneamente. No acepto ni tolero un solo insulto. Acepto las discrepancias e incluso a veces las debato con gente que no conozco de nada, pero de forma educada.

El que no posee la capacidad de lenguaje suficiente para discutir educadamente una divergencia, no merece que pierda con él ni un solo segundo. Ahí no me encuentran. Soy muy expeditiva, pero para ser personaje público y estar en Twitter hay que tener anchas espaldas. Hay gente que debe tener una vida tan aburrida, que no tiene nada mejor que hacer que insultar a personas de la escena pública.

¿Y cómo ve Julia Otero el futuro de los medios de comunicación? ¿Qué le dirías a aquellos que ahora están empezando?

No sé dar consejos. Sinceramente, me cuesta mucho. Pero yo creo que la falta de perspectiva es un hecho diferencial de cuando yo empecé. Yo no cobraba, estuve sin cobrar dos años pagando de mi bolsillo el billete de tren para viajar allá donde me dieron mi primer trabajo. Fue en una pequeña radio local a las afueras de Barcelona. La capacidad de aprender y las horas dedicadas a ello sin nada a cambio ya las había hace 30 años, pero ahora el problema real es que a profesionales de 40 y 50 años, con mucha experiencia, se les está ofreciendo sueldos ridículos o sin remuneración. Ahí sí ha cambiado la situación.

No eres muy optimista...

No soy demasiado optimista, es verdad. Porque muchas de las empresas de comunicación que se dedican a esto, podrían dedicarse a otras cosas. Aquella idea romántica del filántropo que monta un medio como tal, se ha perdido. Ahora son empresarios que apuestan por la comunicación como podrían apostar por otro sector estratégico. Y la precariedad de nuestro oficio es una amenaza grave de la pervivencia del periodismo tal y como yo lo entiendo.


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