Diario ARA, 19 de agosto de 2012

Por Carles Capdevila, director del diario ARA.

Entrevista original en catalán

¿Cómo van las vacaciones?

Las necesitaba. La actualidad ha sido tan redundante, tan pesada, tan abrumadora, llevamos un año hablando de los mismos conceptos, dando las mismas explicaciones, y explicando que se está haciendo exactamente lo contrario de lo que se debe hacer para salir de la crisis. Y las últimas 8 semanas hice el programa de entrevistas en TVE, que es un proyecto que yo sólo presentaba, pero fue un sprint, una vez has hecho el Tourmalet te dicen: "Espera que ahora tienes que pedalear un poco más para llegar a la meta".

Me ha costado mucho que me dieras la entrevista. Sois terribles los entrevistadores que no os dejáis entrevistar.

Hay colegas que me lo dicen y tienen razón, no tengo argumentos de peso para deshacer esta consideración, pero es que haciendo 3 horas diarias de radio, cualquier necesidad de comunicación que tenga la tengo muy cubierta, y cualquier cosa que pueda añadir es redundancia, estoy cansada de escucharme a mí misma, ya no me quiero ver más, ya me siento bastante en la radio, estoy en Twitter.

Eres muy activa en Twitter. Ayer a la una y media de la noche estabas tuiteando. ¿Te llevas el ordenador a la cama?

El iPad, sí. El gran pretexto que tengo es que me lo regaló mi marido. Por tanto, si no le gusta la culpa es de él por habérmelo regalado. Antes de existir Twitter y las redes sociales también sabías lo que la gente opinaba de ti, pero lo sabías más al por mayor, era algo más abstracto, ahora te llega al momento, sin filtros, y a veces sin razón y sin educación, tal como está de encanallado el país.

¿Te afectan los insultos?

Al principio argumentaba y respondía incluso a este tipo de gente. Ya no. Si acabas contestando a tonterías, te pones a su nivel y ahí te ganan, por lo tanto es mejor bloquear. Soy más intransigente. Me pueden censurar cosas, me pueden criticar, me pueden hacer juicios negativos, pero desde la buena educación.

¿Desconectas del todo en verano?

Cuando éramos jóvenes, había lo de las serpientes de verano. La gente que se quedaba en las redacciones debía engordar artificialmente temas porque no había nada interesante. Ahora al contrario, hago vacaciones con un cierto sentimiento de culpa, de decir: "No estaré aquí para explicar a la gente que me sigue fielmente las cosas que pasan". Tenemos adicción a dar nuestra opinión.

El privilegio de tener tribunas.

Esta es la suerte y eso te hace entender la rabia que debe sentir una parte de la población que no tiene esta posibilidad y que, por tanto, con las redes sociales se organizan de manera espontánea para encontrar un lugar para decir cosas. Esto está cambiando nuestro mundo. Al final lo que tenga que pasar de bueno y de malo será a partir de las redes sociales.

Esto resta poder y protagonismo al periodismo.

Si sólo fuera pérdida de poder no me importaría nada, el problema es que también es pérdida de rigor y de filtros y de contrastación, circulan noticias en la red que al cabo de media hora se demuestra que son falsas. Y también hay manipulación, porque evidentemente cuando entre el emisor y el receptor no hay un profesional que esté jugándose la credibilidad, quien emite la información puede manipular en función de sus intereses, y esto lo puede hacer un partido político, una empresa o un ciudadano privado anónimo que quiere la vendetta respecto a alguien.

Es una nueva impunidad, pero termina con otras peligrosas.

Sí, por un lado parece que se ejerza más control sobre los poderes fácticos. Si se denuncia algo respecto a Bankia o las cajas será por esta organización, este hervidero social que clama contra la impunidad. Pero, por otro lado, también impunemente nos cuelan cosas a base de manipulaciones salvajes que nadie pone en cuestión. Y ahora viene la primera tanda de adolescentes que ha crecido con las redes, veremos cómo va.

Será gente muy conectada, eso sí.

No se toman ni diez minutos de su tiempo para reflexionar sobre lo que les ha pasado antes de que lo sepa todo el mundo, por lo que no pueden ni desdecirse de nada, cuando piensan que quizás no se habrían tenido que enfadar ya lo saben mil personas y no hay marcha atrás. Es la olla hirviendo siempre, sin freno y sin digestión. Sin responsabilidad. Salen de casa y no saben dónde van, la previsión y la organización no existen. La duda es si esto les hará más listos, más capacitados, o será un caos en el que serán incapaces de tomar una responsabilidad determinada. Todo es un "ya veremos".

¿Cómo llevas eso de ser madre de adolescente?

Lo llevo bien pero no es fácil. Y suerte que saca buenas notas, está por la labor, no es una niña maleducada... En el entorno próximo veo respuestas de niños que creo que yo no toleraría, y toco madera porque creo que no somos conscientes de lo que estamos dispuestos a tolerar cuando son nuestros hijos.

¿Te has vuelto más conservadora?

Un poco, pero no tanto como su padre. He luchado mucho por la igualdad de las mujeres. Cuando yo era pequeña todavía tenía que luchar mucho y ahora se han encontrado con un trabajo hecho y entonces no estoy dispuesta a ser carca en cuestiones de género porque es lo que he combatido toda mi vida. Puedo ser estricta y puedo ser exigente pero no carca. Su padre lo es. Él tiene dos niños del primer matrimonio y yo veo esta vertiente y se lo reprocho a menudo.

¿Te angustia como madre eso que decimos que nuestros hijos vivirán peor?

Yo creo que nuestros hijos todavía son unos privilegiados. Habrá muchos niños y niñas que comenzarán a saborear este cambio social que todavía no sabemos cómo terminará y ya lo están sufriendo en sus carnes. Cuando leo que hay niños con desnutrición en San Juan de Dios, cuando veo que Cáritas está sirviendo desayunos a niños que si no saldrían de casa por la mañana para ir a la escuela sin desayunar... no puedo decir que me preocupa mi hija hoy, pero sí lo que nos rodea. El empobrecimiento general convertirá nuestro mundo en un mundo mucho peor y eso sí lo sufrirán todos.

¿Salvaremos el periodismo como trabajo?

Hace años que digo que el periodismo está muerto. En España hay un periodismo cada vez más de trinchera. Entre la política de partido, la adscripción ideológica y los intereses empresariales, ¿qué margen tiene el periodista que trabaja para un medio? Entre la voz del amo, que se tiene que defender porque es quien te paga y quien paga manda, y la voz de la afiliación política, que normalmente también le llega vía amo, ¿qué margen le queda al periodista? Además, con la precariedad porque no se venden ejemplares y la publicidad ha hecho una gran bajada, si cobra 800 euros al mes y tiene que pagar su hipoteca, ¿le puedes pedir que sea un héroe? Como mucho podemos aspirar a que los periodistas se agrupen ideológicamente allí donde están los suyos.

¿Tienes amo, tú?

Todos tenemos amo. Todos. Mi privilegio es saber que tienes unos límites y que estás en condiciones personales y económicas de no traspasar según qué límites, pero ésta es una ventaja que no tiene todo el mundo, y si no la tiene todo el mundo tú no eres quién para dar clases de ética. Cuando a mí Telefónica me echó de Onda Cero, el año 99, faltaban 4 meses para que 100 ejecutivos, amigos del poder, se repartieran unas stock options de al menos 100 millones de pesetas cada uno, de una empresa pública , que acababan de privatizar en régimen de monopolio de modo que era imposible que no fuera multimillonaria. Cuando lo vi pensé: "Qué bien que me hayan echado. ¿Qué estaría diciendo yo ahora en la radio?" Me lo hubiera tenido que comer con patatas, porque Telefónica era en ese momento la dueña de Onda Cero.

¿Y esto tiene remedio?

José Martí, poeta cubano, tiene una frase muy buena: "Todo ser humano debe tener el derecho a ser honesto". Pero no todo el mundo puede ser honesto. Cuando estrangulas a alguien de manera que no puede alimentar a su familia, que no puede salir adelante, ¿le puedes pedir honestidad? ¿A cuánto está el kilo de honestidad? Por lo tanto yo tengo la gran suerte que, teniendo amo como todos, hay límites que me puedo permitir no atravesar. Sobre todo por la fuerza de los resultados. Trabajo en una empresa seria, el Grupo Planeta, y si ofrezco resultados seguro que hay respeto mutuo. En el momento que yo no ofrezca resultados será más difícil.

¿Te ves envejeciendo en la radio?

No lo sé. No me atrevo a predecirlo. No sé hasta cuándo tendré ganas. Es que somos un poco yonquis, llevo toda la vida hablando por la radio. Es difícil decidir. Y una vez cumplidos los 50 ya estás en la otra vertiente de la montaña y recuerdas con qué frivolidad opinabas, cuando tenías 20 o 30 años, de la jubilación o de la retirada. Ahora piensas que debe ser muy duro decir un día: "No quiero seguir, me quedo en casa". Porque el día que dices que no quieres seguir, el fin de esto es morirse. En determinadas profesiones no existe una frontera clara para decir cuando lo dejas todo.

¿Todavía tienes el reto de hacer las mañanas en la radio?

Soy hipotensa y he llegado a la conclusión de que levantarme cada día a las 4 de la mañana para hacer radio es un grado de dureza a la vida y un impacto sobre la vida familiar que no sé si estoy dispuesta a pagar. Estoy rodeada de personas que han hecho este esfuerzo y creo que soy más noctámbula. Hace siete años Luis Fernández me ofreció las mañanas de Radio Nacional, que era una propuesta muy golosa, y dije que no.

¿Cómo ves la relación entre Cataluña y España?

A mí los talibanes mesetarios me dicen independentista, nacionalista, vendida por un plato de lentejas, porque defiendo lo que significa para mí Cataluña. Es el lugar donde he vivido, donde he tenido mis amores, donde he parido a mi hija, donde he enterrado mi padre. Para mí Cataluña es mi vida, mi memoria. Y, en cambio, aquí a veces siento que hay una parte de la población, más de la esencia catalana, que tampoco me considera de los suyos. Por lo tanto, estoy en terreno de nadie y por eso me salgo a menudo diciendo que soy gallega. He tenido que hacer muchísima pedagogía desde la radio, y me acompaña mucha gente de Cataluña, Monegal, Rahola, Xavier Sardà... Y estoy harta de escuchar que el programa suena muy catalán. Oiga, ¿yo le digo a usted que su suena muy castizo? Defenderé hasta el final el sentimiento de pertenencia de cualquier persona a su identidad, porque la patria es eso, el lugar donde te encuentras cómodo, donde crees que hay un nosotros del que tú formas parte.

En TV3 fuiste bien acogida.

Sí. Pero no fue fácil. Empecé en el año 2000 en TV3, y ya llevaba 11 años haciendo tele en España. Es cierto que en el 92 hice 17 días seguidos, pero cuando acabé noté que no volvería fácilmente a TV3. Con 32 años había cometido alguna insolencia como por ejemplo negarme a enseñar un cuestionario a determinada personalidad.

¿Y no volviste por ello?

No lo sé. En general las etiquetas son terribles, son un reduccionismo tan mezquino, tan poco enriquecedor, tan simple.

¿Las etiquetas de progre y feminista gustan?

La de progre la utilizan como una piedra para tirártela en la cabeza, lo que quiere decir que nos hemos dejado tomar el pelo. Porque ser progresista es tan digno como ser conservador. En cambio, la han cargado de mala leche y cuando te dicen progre debes empezar a matizar y a dar explicaciones. Yo en cuestiones medioambientales soy conservadora, porque, como dice Manuel Rivas, "no hay nada más conservador que un ecologista". Creo en la libertad del individuo y en el estado del bienestar. Si me han de decir progre como un insulto se descalificará quien lo emite de esta manera. Yo no me siento insultada. ¿Feminista? Sí. Sin ningún problema. He visto a mi alrededor mujeres tan diversas asustarse ante la palabra, que me hago cruces. ¿Qué pasaría si tu madre, que tanto ha luchado para que tú estés aquí haciendo esto, levantara la cabeza y estuviera viendo tantas prevenciones y precauciones para no aceptar que eres feminista? Feminismo no es lo contrario de machismo. Es reivindicar la igualdad de oportunidades y que las mujeres no tengan limitaciones en lo que quieran hacer en la vida. No acepto el insulto a la inteligencia. Por lo tanto, ¿feminista? Sí, gracias.

¿Te enfadas muchas veces al día?

Enfadarme de verdad, poco. Sentir que tengo sangre en las venas, a menudo. Soy una persona apasionada, soy bastante transparente. Si algo no me parece bien, lo digo. Pongo pasión en las cosas, pero no soy rencorosa, ni de poner palos en las ruedas. La gente que hace esto, qué pereza. Pero por mucho que tengas el don de la comunicación, de la palabra, de poder aclarar las cosas, no siempre sale bien. Como dice Manuel Delgado, el diálogo está sobrevalorado porque siempre acaba mal. Es una frase genial.

¿Te preocupa envejecer?

En cuanto a la salud me empezaron a pasar cosas de joven. Me sacaron el bazo a los 18 años, me sacaron un pedazo de tripa a los 20, me abrieron seis veces para arreglar seis oclusiones intestinales, una para sacar un tumor. Hace 3 años me abrieron el cuello para quitarme la tiroides. Por lo tanto, estas cosas que pasan a la gente mayor, a mí me pasaban hace treinta años.

Estás muy bien acompañada de un marido médico. Esto ayuda.

Los médicos son unos señores que dejan abandonada la familia y que ellos mismos están a 40 de fiebre y no se toman ni un ibuprofeno. Es el peor enfermo que hay.

¿Te preocupa el aspecto físico?

No puedo decirte que lo llevo perfecto. Hay momentos que me miro al espejo y pienso: "¿Quién es esa señora mayor que te está mirando?" No me creo eso de "Qué bien hacerse mayor, qué bonitas las arrugas". La gente que hemos sido resultones pero no grandes bellezas lo llevamos mejor que las mujeres y hombres exuberantes físicamente. Para la gente muy guapa el paso del tiempo es muy duro. La gente que es fea de joven cuando llega a mayor está más bonita. Yo estoy en el punto medio: no he sido ni una mujer bandera ni una persona fea. Intento ir pasando como puedo pero envejecer es una cabronada. Y las mujeres llegamos a los 50 y comenzamos la menopausia, las grasas de aquí se te ponen allí. Ostras tú. Es que la hormona es mucho más cruel con las mujeres que con los hombres. Químicamente nuestros procesos están muy marcados. Las mujeres hemos tenido hijos más tarde que nuestras madres y coincide la menopausia de las madres con la adolescencia de las hijas y es un encuentro hormonal muy potente: la revolución hormonal de madre e hija simultáneamente. Este libro se debe hacer.

¿Te asusta la muerte?

Algo que aprendes cuando hablas con alguien de 85 años es que cuando se despide dice: "A ver si nos volveremos a ver porque a mí me queda poco". Y te lo dicen con esa sonrisa. Todo tan normal. No hay más remedio que seguir este proceso de decadencia. Porque es la única manera de asumir con normalidad -no digo alegría, pero sí resignación- que has de morir.

La última pregunta: Tú que tienes a los dos en el programa, ¿con quién vas, con Sardà o Monegal?

Los quiero mucho a los dos. Cuando terminaron la grabación en BTV en el que se pelearon me llamaron por separado. Y lo vi después y me pareció un buen espectáculo televisivo. Sardà demostró que todavía está en forma como comunicador, y Monegal lo encajó todo muy bien. Y tienen parte de razón los dos. ¡Es tan divertido tenerlos como amigos! Y cuando dos amigos se enfrentan, lo miras como la mama que está en el patio: "Ay, que no se hagan daño".

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PERFIL

"Llevo toda la vida haciendo radio. Empecé con 16 años a hacer una cosita en Radio Sabadell, después en Radio Juventud, luego algo en Radio Miramar". Hace las tardes de Onda Cero (Julia en la onda), la misma emisora donde fue despedida en medio de una gran polémica en 1999 por Telefónica, a pesar del éxito de su programa La radio de Julia. Julia Otero (Monforte de Lemos, Lugo, 6 de mayo de 1959) es una gallega que vive en Barcelona desde los tres años, que se hizo conocida con el programa 3x4 en TVE (donde luego presentaría La Luna, Las cerezas o Entrevista a la carta). En TV3 hizo el programa Jocs de nit durante los Juegos de 1992, y a partir de 2000 se hizo cargo durante cuatro años del magacín de las tardes (La columna) y después del programa No em ratllis! Es madre de una hija, Candela, nacida en 1996. Acumula muchos premios, entre ellos Ondas de radio y de televisión, y el Ciudad de Barcelona.

 


 

Entrevista original en catalán:

Julia otero: "Fa anys que dic que el periodisme està mort".

Per Carles Capdevila, director del diari ARA.

Com proven les vacances?
 
Les necessitava. L'actualitat ha estat tan redundant, tan pesada, tan feixuga, portem un any parlant dels mateixos conceptes, donant les mateixes explicacions, i explicant que s'està fent exactament el contrari del que s'ha de fer per sortir de la crisi. I les últimes 8 setmanes vaig fer el programa d'entrevistes a TVE, que és un projecte que jo només presentava, però va ser un esprint, un cop has fet el Tourmalet et diuen: "Espera't que ara has de pedalar una mica més per arribar a la meta".
 
M'ha costat molt que em donessis l'entrevista. Sou terribles els entrevistadors que no us deixeu entrevistar.
 
Hi ha col·legues que m'ho diuen i tenen raó, no tinc arguments de pes per desfer aquesta consideració, però és que fent 3 hores diàries de ràdio, qualsevol necessitat de comunicació que tingui la tinc molt coberta, i qualsevol cosa que pugui afegir és redundància, estic cansada de sentir-me a mi mateixa, ja no em vull veure més, ja em sento prou a la ràdio, estic a Twitter.
 
Ets molt activa a Twitter. Ahir a dos quarts de dues de la nit anaves piulant. T'emportes l'ordinador al llit?
 
L'iPad, sí. El gran pretext que tinc és que me'l va regalar el meu home. Per tant, si no li agrada la culpa és d'ell per haver-me'l regalat. Abans d'existir Twitter i les xarxes socials també sabies el que la gent opinava de tu, però ho sabies més a l'engròs, era una cosa més abstracta, ara t'arriba al moment, sense filtres, i a vegades sense raó i sense educació, tal com està d'encanallat el país.
 
T'afecten els insults?
 
Al principi argumentava i responia fins i tot a aquest tipus de gent. Ja no. Si acabes contestant a bajanades, et poses al seu nivell i aquí et guanyen, per tant és millor bloquejar. Sóc més intransigent. Em poden censurar coses, em poden criticar, em poden fer judicis negatius, però des de la bona educació.
 
Desconnectes del tot a l'estiu?
 
Quan érem joves, hi havia allò de les serps d'estiu. La gent que es quedava a les redaccions havia d'engreixar artificialment temes perquè no hi havia res interessant. Ara al contrari, faig vacances amb un cert sentiment de culpa, de dir: "No seré aquí per explicar a la gent que em segueix fidelment les coses que passen". Tenim addicció a donar el nostre parer.
 
El privilegi de tenir tribunes.
 
Aquesta és la sort i això et fa entendre la ràbia que deu sentir una part de la població que no té aquesta possibilitat i que, per tant, amb les xarxes socials s'organitzen de manera espontània per trobar un lloc per dir coses. Això està canviant el nostre món. Al final el que hagi de passar de bo i de dolent serà a partir de les xarxes socials.
 
Això resta poder i protagonisme al periodisme.
 
Si només fos pèrdua de poder no m'importaria gens, el problema és que també és pèrdua de rigor i de filtres i de contrastació, circulen notícies a la xarxa que al cap de mitja hora es demostra que són falses. I també hi ha manipulació, perquè evidentment quan entre l'emissor i el receptor no hi ha un professional que estigui jugant-se la credibilitat, qui emet la informació pot manipular en funció dels seus interessos, i això ho pot fer un partit polític, una empresa o un ciutadà privat anònim que vol la vendetta respecte a algú.
 
És una nova impunitat, però acaba amb altres de perilloses.
 
Sí, d'una banda sembla que s'exerceixi més control sobre els poders fàctics. Si es denuncia alguna cosa respecte a Bankia o les caixes serà per aquesta organització, aquest bull social que clama contra la impunitat. Però, de l'altra, també impunement ens colen coses a base de manipulacions salvatges que ningú posa en qüestió. I ara ve la primera tongada d'adolescents que ha crescut amb les xarxes, veurem com va.
 
Serà gent molt connectada, això sí.
 
No es prenen ni deu minuts del seu temps per reflexionar sobre el que els ha passat abans que ho sàpiga tothom, de manera que no poden ni desdir-se de res, quan pensen que potser no s'haurien hagut d'enfadar ja ho saben mil persones i no hi ha marxa enrere. És l'olla bullint sempre, sense fre i sense digestió. Sense responsabilitat. Surten de casa i no saben on van, la previsió i l'organització no existeixen. El dubte és si això els farà més llestos, més capacitats, o serà un caos en què seran incapaços de prendre una responsabilitat determinada. Tot és un "ja ho veurem".
 
Com ho portes això de ser mare d'adolescent?
 
Ho porto bé però no és fàcil. I sort que treu bones notes, està per la feina, no és una nena mal educada... En l'entorn pròxim veig respostes de nens que crec que jo no toleraria, i toco fusta perquè crec que no som conscients del que estem disposats a tolerar quan són els nostres fills.
 
T'has tornat més conservadora?
 
Una mica, però no tant com el seu pare. He lluitat molt per la igualtat de les dones. Quan jo era petita encara s'havia de lluitar molt i ara s'han trobat amb una feina feta i aleshores no estic disposada a ser carca en qüestions de gènere perquè és el que he combatut tota la meva vida. Puc ser estricta i puc ser exigent però no carca. El seu pare ho és. Ell té dos nens del primer matrimoni i jo veig aquest vessant i l'hi retrec sovint.
 
¿T'angoixa com a mare això que diem que els nostres fills viuran pitjor?
 
Jo crec que els nostres fills encara són uns privilegiats. Hi haurà molts nens i nenes que començaran a assaborir aquest canvi social que encara no sabem com acabarà i ja ho estan patint a les seva carn. Quan llegeixo que hi ha nens amb desnutrició a Sant Joan de Déu, quan veig que Càritas està servint esmorzars a criatures que si no sortirien de casa al matí per anar a l'escola sense esmorzar... no puc dir que em preocupa la meva filla avui, però sí el que ens envolta. L'empobriment general convertirà el nostre món en un món molt pitjor i això sí que ho patiran tots.
 
¿Salvarem el periodisme com a feina?
 
Fa anys que dic que el periodisme està mort. A Espanya hi ha un periodisme cada cop més de trinxera. Entre la política de partit, l'adscripció ideològica i els interessos empresarials, quin marge té el periodista que treballa per a un mitjà? Entre la veu de l'amo, que s'ha de defensar perquè és qui et paga i qui paga mana, i la veu de l'afiliació política, que normalment també li arriba via amo, quin marge li queda al periodista? A més a més, amb la precarietat perquè no es venen exemplars i la publicitat ha fet una gran davallada, si cobra 800 euros al mes i ha de pagar la seva hipoteca, ¿li pots demanar que sigui un heroi? Com a molt podem aspirar que els periodistes s'agrupin ideològicament allà on són els seus.
 
Tens amo, tu?
 
Tots tenim amo. Tots. El meu privilegi és saber que tens uns límits i que estàs en condicions personals i econòmiques de no traspassar segons quins límits, però aquest és un avantatge que no el té tothom, i si no el té tothom tu no ets qui per donar classes d'ètica. Quan a mi Telefónica em va fer fora d'Onda Cero, l'any 99, faltaven 4 mesos perquè 100 executius, amics del poder, es repartissin unes stock options de com a mínim 100 milions de peles cada un, d'una empresa pública, que acabaven de privatitzar en règim de monopoli de manera que era impossible que no fos multimilionària. Quan ho vaig veure vaig pensar: "Que bé que m'hagin fet fora. Què estaria dient jo ara a la ràdio?" M'ho hauria hagut de menjar amb patates, perquè Telefónica era en aquell moment l'amo d'Onda Cero.
 
I això té remei?
 
El José Martí, poeta cubà, té una frase molt bona: "Todo ser humano debe tener el derecho a ser honesto" . Però no tothom pot ser honest. Quan escanyes algú de manera que no pot alimentar la seva família, que no pot tirar endavant, li pots demanar honestedat? A quan va el quilo d'honestedat? Per tant jo tinc la gran sort que, tenint amo com tothom, hi ha límits que em puc permetre de no travessar. Sobretot per la força dels resultats. Treballo en una empresa seriosa, el Grupo Planeta, i si ofereixo resultats segur que hi ha respecte mutu. En el moment que jo no ofereixi resultats serà més difícil.
 
T'hi veus, envellint a la ràdio?
 
No ho sé. No m'atreveixo a predir-ho. No sé fins quan en tindré ganes. És que som una mica ionquis, porto tota la vida parlant per la ràdio. És difícil decidir. I un cop fets els 50 ja ets a l'altre vessant de la muntanya i recordes amb quina frivolitat opinaves, quan tenies 20 o 30 anys, de la jubilació o de la retirada. Ara penses que ha de ser molt dur dir un dia: "No vull seguir, em quedo a casa". Perquè el dia que dius que no vols seguir, la fi d'això és morir-se. En determinades professions no hi ha una frontera clara per dir quan ho deixes tot.
 
¿Encara tens el repte de fer els matins a la ràdio?
 
Sóc hipotensa i he arribat a la conclusió que llevar-me cada dia a les 4 del matí per fer ràdio és un grau de duresa a la vida i un impacte sobre la vida familiar que no sé si estic disposada a pagar. Estic envoltada de persones que han fet aquest esforç i crec que sóc més tronera. Fa set anys el Lluís Fernández em va oferir els matins de Ràdio Nacional, que era una proposta molt llaminera, i vaig dir que no.
 
Com veus la relació de Catalunya i Espanya?
 
A mi els talibans mesetaris em diuen independentista, nacionalista, venuda per un plat de llenties, perquè defenso el que significa per a mi Catalunya. És el lloc on he viscut, on he tingut els meus amors, on he parit la meva filla, on he enterrat el meu pare. Per mi Catalunya és la meva vida, la meva memòria. I, en canvi, aquí de vegades sento que hi ha una part de població, més de l'essència catalana, que tampoc em considera dels seus. Per tant, estic en terreny de ningú i per això me'n surto sovint dient que sóc gallega. He hagut de fer moltíssima pedagogia des de la ràdio, i m'acompanya molta gent de Catalunya, en Monegal, la Rahola, en Xavier Sardà... I estic farta de sentir-me que el programa sona molt català. Escolti, ¿jo li dic a vostè que el seu sona molt castís? Defensaré fins al final el sentiment de pertinença de qualsevol persona a la seva identitat, perquè la pàtria és això, el lloc on et trobes còmode, on creus que hi ha un nosaltres del qual tu formes part.
 
A TV3 hi vas ser ben acollida.
 
Sí. Però no va ser fàcil. Vaig començar l'any 2000 a TV3, i ja portava 11 anys fent tele a Espanya. És cert que el 92 vaig fer-hi 17 dies seguits, però quan vaig acabar vaig notar que no tornaria fàcilment a TV3. Amb 32 anys havia comès alguna insolència com per exemple negar-me a ensenyar un qüestionari a determinada personalitat.
 
I no vas tornar per això?
 
No ho sé. En general les etiquetes són terribles, són un reduccionisme tan mesquí, tan poc enriquidor, tan simple.
 
Les etiquetes de progre i feminista t'agraden?
 
La de progre la utilitzen com una pedra per tirar-te-la al cap, cosa que vol dir que ens hem deixat prendre el pèl. Perquè ser progressista és tan digne com ser conservador. En canvi, l'han carregat de mala llet i quan et diuen progre has de començar a matisar i a donar explicacions. Jo en qüestions mediambientals sóc conservadora, perquè, com diu Manuel Rivas, "no hay nada más conservador que un ecologista" . Crec en la llibertat de l'individu i en l'estat del benestar. Si m'han de dir progre com un insult es desqualificarà qui ho emet d'aquesta manera. Jo no em sento insultada. Feminista? Sí. Sense cap problema. He vist al voltant meu dones tan diverses espantar-se davant la paraula, que me'n faig creus. Què passaria si la teva mare, que tant ha lluitat perquè tu siguis aquí fent això, aixequés el cap i estigués veient tantes prevencions i precaucions per no acceptar que ets feminista? Feminisme no és el contrari de masclisme. És reivindicar la igualtat d'oportunitats i que les dones no tinguin limitacions en el que vulguin fer a la vida. No accepto l'insult a la intel·ligència. Per tant, feminista? Sí, gràcies.
 
T'enfades molts cops al dia?
 
Enfadar-me de debò, poc. Sentir que tinc sang a les venes, sovint. Sóc una persona apassionada, sóc bastant transparent. Si una cosa no em sembla bé, ho dic. Poso passió en les coses, però no sóc rancorosa, ni de posar bastons a les rodes. La gent que fa això, quina mandra. Però per molt que tinguis el do de la comunicació, de la paraula, de poder aclarir les coses, no sempre surt bé. Com diu Manuel Delgado, el diàleg està sobrevalorat perquè sempre acaba malament. És una frase genial.
 
Et preocupa envellir?
 
Pel que fa a la salut em van començar a passar coses de jove. Em van treure la melsa als 18 anys, em van treure un tros de budell als 20, em van obrir sis vegades per arreglar sis oclusions intestinals, una per treure un tumor. Fa 3 anys em van obrir el coll per treure'm la tiroide. Per tant, aquestes coses que passen a la gent gran, a mi en passaven fa trenta anys.
 
Estàs molt ben acompanyada d'un marit metge. Això ajuda.
 
Els metges són uns senyors que deixen abandonada la família i que ells mateixos estan a 40 de febre i no es prenen ni un ibuprofèn. És el pitjor malalt que hi ha.
 
Et preocupa l'aspecte físic?
 
No puc dir-te que ho porto perfecte. Hi ha moments que em miro al mirall i penso: "Qui és aquesta senyora gran que t'està mirant?" No em crec això de "Que bé fer-se gran, que boniques les arrugues". La gent que hem sigut resultons però no grans belleses ho portem millor que les dones i homes exuberants físicament. Per a la gent molt guapa el pas del temps és molt dur. La gent que és lletja de jove quan arriba a gran està més maca. Jo estic en el punt mitjà: no he estat ni una dona bandera ni una persona lletja. Intento anar passant com puc però envellir és una cabronada. I les dones arribem als 50 i comencem la menopausa, els greixos d'aquí se't posen allà. Hosti tu. És que l'hormona és molt més cruel amb les dones que amb els homes. Químicament els nostres processos estan molt marcats. Les dones hem tingut fills més tard que les nostres mares i coincideix la menopausa de les mares amb l'adolescència de les filles i és una trobada hormonal molt potent: la revolució hormonal de mare i filla simultàniament. Aquest llibre s'ha de fer.
 
T'espanta la mort?
 
Una cosa que aprens quan parles amb algú de 85 anys és que quan s'acomiada diu: "A veure si ens tornarem a veure perquè a mi em queda poc". I t'ho diuen amb aquell somriure. Tot tan normal. No hi ha més remei que seguir aquest procés de decadència. Perquè és l'única manera d'assumir amb normalitat -no dic alegria, però sí resignació- que t'has de morir.
 
L'última pregunta: tu que els tens tots dos al programa, amb qui vas, amb Sardà o Monegal?
 
Me'ls estimo molt a tots dos. Quan van acabar la gravació a BTV en què es van barallar em van trucar per separat. I ho vaig veure després i em va semblar un bon espectacle televisiu. Sardà va demostrar que encara està en forma com a comunicador, i el Monegal ho va encaixar tot molt bé. I tenen part de raó tots dos. És tan divertit tenir-los com aamics! I quan dos amics s'enfronten, t'ho mires com la mama que és al pati: "Ai, que no prenguin mal".
 
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PERFIL

"Porto tota la vida fent ràdio. Vaig començar amb 16 anys a fer una coseta a Ràdio Sabadell, després a Ràdio Joventut, després una cosa a Ràdio Miramar". Ara fa les tardes d’Onda Cero (Julia en la onda), la mateixa emissora d’on va ser acomiadada enmig d’una gran polèmica l’any 1999 per Telefónica, tot i l’èxit del seu programa La radio de Júlia. Júlia Otero (Monforte de Lemos, Lugo, 6 de maig del 1959) és una gallega que viu a Barcelona des dels tres anys, que es va fer coneguda amb el programa 3x4 a TVE (on després hi presentaria La Luna, Las cerezas o Entrevista a la carta). A TV3 hi va fer el programa Jocs de nit durant els Jocs del 1992, i a partir del 2000 es va fer càrrec durant quatre anys del magazín de les tardes (La columna) i després del programa No em ratllis! És mare d’una filla, la Candela, nascuda el 1996. Acumula molts premis, entre els quals Ondas de ràdio i de televisió, i el Ciutat de Barcelona.


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