El País, 29 de marzo de 2005

ROSARIO G. GÓMEZ

Las cerezas regresa al horario de máxima audiencia de TVE-1 (22.00) tras el fin de Memoria de España. El cambio no alterará un milímetro el rumbo que hace cinco meses trazó su directora y presentadora, Julia Otero (Monforte de Lemos, Lugo, 1960)

"Es un programa de palabra, en directo y sin trampas", asegura. Dos millones de personas siguen las charlas tranquilas y los debates mesurados de parejas insólitas. Hoy es el turno del ex secretario general del PCE, Santiago Carrillo, que acaba de cumplir 90 años, y la actriz Anabel Alonso. Y, por separado, asistirán el obispo de Mondoñedo-Ferrol, José Gea Escolano, y el cineasta Álex de la Iglesia.

Pregunta. ¿A partir de ahora la competencia será más feroz?

Respuesta. Competimos con una serie de ficción y con un espacio de telerrealidad. La alternativa de la televisión pública es un programa de entrevistas. Eso quiere decir que hay ofertas para todos. Es posible que nuestra opción sea más minoritaria, pero dos millones de espectadores es una cifra muy aceptable. Las cerezas es, con mucha diferencia, el programa más barato del prime time. Cuesta la cuarta parte que un episodio de ficción.

P. ¿Qué criterios sigue para emparejar a los invitados?

R. Pretendemos conseguir la combinación más sugerente posible: a veces la que queremos y a veces la que podemos. La pareja Felipe González-Jordi Pujol, que inauguró el programa, era un caballo ganador, un dúo espléndido. La combinación es buena cuando uno y uno no suman sino que se multiplican y de la entrevista sale una entidad diferente. A veces ocurre que las parejas no sólo no han sumado sino que han restado. Todo depende de la actitud de los entrevistados o de si tenemos un buen día, incluida yo misma. Es el riesgo de probar un formato nuevo.

P. En Las cerezas abundan los políticos. ¿Hay quejas?

R. El equilibrio es impecable. PP y PSOE están en riguroso empate: siete invitados cada uno. Pero éste no es un programa bipartidista, como tampoco lo es el país. Han venido Llamazares, Carod Rovira o Labordeta. La coartada que algunos quieren esgrimir de que el programa barre para un lado la desmienten los hechos.

P. La semana pasada anunció que daría nombres de los que han rechazado asistir.

R. Llevamos meses hablando con los jefes de gabinete de Acebes, Arenas, Rajoy, Rita Barberá y, por supuesto, Aznar. Les hemos planteado diferentes combinaciones, pero no ha sido posible. Quiero creer que es un problema de agenda.

P. Eso no ha impedido la oleada de protestas del partido al que pertenecen.

R. Las críticas llegaron desde el primer día. Los miembros del PP en el Consejo de Administración de RTVE han puesto mi foto en la diana y disparan contra mí sin cesar. La desmesura de lo que han dicho es tal que su discurso pierde seriedad. Procuro no ocuparme de frivolidades, aunque me sorprende que la misma semana que vino a Las cerezas Ana Botella dijeran que los contenidos del programa no están a la altura de una televisión pública.

P. ¿Le afectan las críticas?

R. Me sorprenden relativamente. Proceden de los cuatro que en su momento aplaudieron que me echaran de Onda Cero siendo líder de audiencia. Son el mismo coro que ahora pide que retiren Las cerezas por no ser líder. Tienen una obsesión casi enfermiza hacia mí; parece que quisieran hacerme desaparecer del mapa. Sé que una zancadilla, o te tira al suelo o te enseña a saltar. Que sepan que llevo pértiga.


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