La Nueva España, 22 de enero de 2005

«Me honra que unos talibanes me consideren su adversaria, eso me sitúa en el lado de la ponderación»

«El programa va bien, valoración excelente y audiencia aceptable»

Barcelona, Aitana CASTAÑO

Habla mucho, alto y claro, y confiesa que no puede mantenerse neutral porque sería un signo de «cobardía». Julia Otero (Monforte de Lemos, Lugo, 1959) ha llegado a la mitad de las emisiones de «Las cerezas». Después se tomará unos meses de descanso, lejos de los platós y de las críticas. Su trayectoria profesional le ha enseñado que no se pueden hacer planes de futuro, pero lo que sí tiene seguro es que «algún día» volverá a la radio.

-Más de dos meses con «Las cerezas». ¿Balance?

-El programa tiene una excelente reputación entre los que lo ven. Hay un estudio hecho por Televisión Española en el que los espectadores le ponen un notable. «Las cerezas» era una apuesta romántica, volver a la conversación, poner en el centro de un plató a personajes públicos con algo de sustancia con respecto a lo que hablar. Desde luego, no es un producto de venta fácil, de audiencias que rompan, pero eso ya estaba previsto. Es un programa que tiene que permitirse una televisión pública, con una audiencia más que aceptable. Hay puntas, en cada programa, de 3 y 4 millones de personas. Nuestro promedio está estabilizado en 2 millones de personas. Es a lo que podía aspirar un formato como el nuestro. Además, entre los políticos e intelectuales hay cola para venir; básicamente porque no tienen demasiado donde escoger.

-El sector crítico insiste en la baja audiencia de los nuevos programas de TVE.

-Hay una gran paradoja que consiste en pedirle calidad a la televisión pública y al mismo tiempo exigirle el liderazgo de la audiencia. El nuevo director, Manuel Pérez Estremera, lo dijo el otro día, y Carmen Caffarel, la directora general, lo ha dicho muchas veces: no se puede pedir al mismo árbol peras y manzanas. O hacemos una televisión de calidad o competimos con las mismas herramientas de la competencia y entonces tenemos audiencia. Las dos cosas al mismo tiempo son muy difíciles de conseguir.

-¿Quizá se pueda afianzar la audiencia a largo plazo?

-Exactamente, hay que plantar la semilla. Podemos mirarnos en otros modelos de televisiones públicas como la BBC o el canal público francés. No están manteniendo un liderazgo de audiencia, porque hay un momento en el que hay que optar entre una apuesta de una cierta calidad y pluralidad, o tirarse por el tobogán de lo comercial.

-Usted parecía tener a todos los críticos en contra.

-Es como si hubiera mucha gente esperando que el programa vaya mal, porque de ir bien, se quedarían con el culo al aire. Les pese a quien les pese el programa va bien, tiene una excelente valoración y una audiencia más que aceptable. Y eso que yo tengo una piedra en el zapato, porque el programa que me precede [se refiere a «Memoria de España»] tiene menos audiencia que las pausas publicitarias de mis competidores. Estoy arrancando el programa con un 5% de share; levantar eso hasta un 20 o un 18 por ciento es casi una heroicidad.

-No trabajaba en TVE desde hace 9 años, con «Un paseo por el tiempo», ¿en qué ha cambiado la televisión?

-Ha cambiado la televisión española, la sociedad, el mundo. Ha cambiado todo. Extraordinariamente. Hace 10 años todavía se creía que estábamos en el ocaso de las ideologías. Hoy sabemos que el siglo ha empezado con una guerra brutal injusta e ilegal, y que el mundo es un lugar muchísimo más inseguro.

-A usted le achacan muchos favoritismos políticos.

-Ocurre que la gente que hace eso es un tipo de talibanes que se desautorizan a sí mismos. Me honra que me consideren su adversaria, me sitúa en el lado de la ponderación. A veces te definen más los adversarios que los amigos.

-Pero sí hay temas en los que se posiciona de manera clara.

-Desde el primer programa hasta ahora hay un empate técnico entre PP y PSOE. También he tenido representantes de otros partidos, y con esto quiero decir que es un programa absolutamente plural. Ahora bien, claro que me mojo en algunas cosas. Ser neutral, en ciertas cuestiones, es de una cobardía que un comunicador a cierta edad no puede permitirse.

«No pensaba dejar la radio, era líder»

-¿Qué hubiera sido de usted si en 1999 no la despiden de Onda Cero?

-Seguramente seguiría en la radio, no tenía ninguna expectativa de dejarla. La radio es un medio de largo recorrido, no puedes estar sólo cuatro o cinco temporadas. Yo estaba en la octava y hacía dos que disfrutábamos de las mieles del liderazgo. De hecho, era la única franja de la cadena líder de audiencia.

-Alegaron que era un programa «elitista».

-Sí, fue un pobre señor llamado Javier Jimeno, y que pasó seguramente el peor rato de su vida. Si él acepta que en el sueldo le entra esa actitud indigna, tiene que apechugar con las consecuencias, si crees que en el sueldo no te entra hacer una cosa como la que hizo siempre puedes dimitir. Si no lo haces es que estás de acuerdo con las órdenes aunque sean impresentables e indigeribles.

«Madrid ve España sólo por la Meseta»

-Los martes por la noche las tres grandes cadenas (Antena 3, Telecinco y TVE) emiten desde Cataluña. ¿Significa algo?

-Es un signo de que se puede entender España desde la periferia. Porque desde Asturias, desde Cataluña o desde Galicia también se puede hablar para el resto de España. O ¿es que tienen la llave en Madrid de qué es España? Al contrario, cuando les dejas media hora solos, hablando de qué es España, acostumbran a equivocarse. Tienen una visión de España que pasa solamente por la Meseta. Y al final, España es todo, no sólo es Madrid, donde hay quien toma la parte por el todo. Cuando se deja que todo el mundo hable desde el lugar en el que hay tendencia a tomar la parte por el todo, se producen grandes confusiones, históricas incluso. Yo soy una mujer de la periferia, de Galicia y de Cataluña.

«La traición del pasado es grave»

-Dice Juan Cueto que el futuro siempre traiciona la idea que tenemos de futuro...

-Cierto. Casi siempre para mal, alguna vez y en algún aspecto para bien, y eso es lo que compensa, de donde sacas la energía para seguir. También te traiciona, más grave, la idea del pasado, porque te explicas a ti mismo una historia que tiene poco que ver con la realidad. Si te inventas el pasado cómo no nos va a traicionar el futuro.

«La televisión ahora está intratable»

-¿Volverá a la radio algún día?

-Sí, creo que sí. Sobre todo porque la televisión ahora está muy intratable. Con toda la gente con la que hablo lo comentamos. Es una presión demasiado dura y tiene una parte poco gratificante, que es la relación entre el resultado y el esfuerzo, que a veces no se corresponde. No sé, la temporada que viene veremos, tengo ganas de unos meses de descanso, llevo dos años sin vacaciones.


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