Entrevista publicada en la revista Antena Semanal
Texto: Gonzalo Teubal

Julia Otero llegó tarde. Lo justo como para no enfadarse con ella, lo justo como para estar esperándola. Igual que cuando apareció ante el público por primera vez. No era la típica jovencita con suerte que salía a la palestra como una niña prodigio, era una mujer hecha y derecha que se enfrentaba a "La Luna" como una loba curtida de tanto periodismo sobre sus espaldas. Y así le salió el invento. Media España quedó prendada con sus formas, con su voz, con eso que llaman gancho y con el modo que tenía de usar el punto de mira, siempre disparando donde más suele doler.

En poco tiempo, de la televisión pasó a la radio, su primer amor, y allí se ha consolidado como una de las grandes, con el recibimiento este año de su primer Premio Ondas de radio (ya tenía uno de televisión) y con el reconocimiento de los lectores de Antena Semanal como una grande entre los grandes de la comunicación.

En la encuesta quedó cuarta en el apartado de radio detrás de tres grandes monstruos como son Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo y José María García. En cuanto al apartado sobre los diez grandes de la comunicación, Julia fue valorada en el séptimo lugar, siendo además la única mujer entre los diez primeros. "Me alegro de que para los lectores de Antena Semanal sea una de las grandes de la radio, pero un mal paso o un mal día te puede hacer perder la confianza de la gente. Me siento muy satisfecha, y a la vez responsabilizada", comenta.

Siempre que hay un premio, suele haber también una dedicatoria de por medio y ésta no tiene, que sepamos, un nombre definido, "se lo dedico a aquellas tardes plácidas de mi infancia en las que regresaba del colegio y, mientras hacía los deberes, la radio siempre estaba ahí, haciéndonos compañía". Al decir esto con esa nostalgia, nos es difícil imaginarnos a Julia Otero de niña. "En aquellas tardes ni siquiera sabía si me iba a dedicar a la comunicación", recuerda para reflexionar al instante: "en realidad sigo sin saber por qué estoy en esto. La vida me ha colocado en los medios de comunicación y me ha gustado lo suficiente como para irme quedando. Y así llevo desde los 17 años, la mitad de mi vida".

Afortunadamente para nosotros, oyentes de radio, aunque la vida ha dado muchas vueltas, Julia, un poco mareada después de tanto girar, ha quedado siempre mirando para un micrófono o frente a una cámara. Así lo vemos cuando nos cuenta sus recuerdos. "Haber ido a cubrir para mi emisora la entrega de los Premios Onda, y haber pensado entonces que yo nunca tendría, no ya un Premio Ondas, sino la posibilidad de tener un programa que fuese candidato".

Hay algo quizás que le ha ayudado a mantenerse siempre al pie del cañón. Se trata del romanticismo que desprende un medio como la radio. "Me pierde el romanticismo en todos los sentidos. Yo he pasado años de mi vida con un micrófono delante, con una máquina de escribir y un teléfono y sin nadie que me ayudase a hacer un programa. La radio es una aventura solitaria".

La carrera estelar de Julia comenzó en TVE cuando, después de un dilatado paso por el circuito catalán, presenta el concurso 3 X 4 del que, después de su éxito, pasa al bombazo de "La Luna" en el que se consagra como una gran comunicadora. En 1991 apareció en la radio con su programa, "La radio de Julia" en Onda Cero, un espacio en el que pretende "abrirse hacia lo que hay más allá de la radio en sí. No tener una respiración agitada ni entrecortada como es la de la radio en general. Queremos abrir las ventanas y respirar hondo".

Aunque ahora vive momentos dulces en el medio radiofónico, confiesa que no ha dejado de tener contactos periódicos con los responsables de las distintas cadenas de televisión, lo cual implica propuestas. "Si no las he aceptado ha sido porque no me ha apetecido Nunca serán suficientes las ganas de volver, como para anteponerse a un tipo de programa que yo quisiera hacer con toda mi confianza. Sin embargo, hoy más que nunca estoy cerca de volver a la televisión, aunque todavía no puedo aclarar nada".

En este mundo del periodismo, Julia ya ha sabido lo que son los sinsabores de la dura competencia, pero ella lo tiene claro: "quienes tienen que luchar son los jefes de las cadenas y los jefes de programación. Tienen la responsabilidad de obtener resultados con un producto que gane al resto de emisoras. Pero nada más. ¿Yo pelearme contra alguien? El tiempo anda muy escaso como para perderlo en guerras".

Cuando le preguntamos por el secreto de su éxito, duda. Por una vez parece que la hemos cazado, pero se revuelve como una fiera y se deshace de la red que parecía haber atrapado su voz, "quizá el secreto esté en haberme situado en un camino en el que estaba mucha gente de mi generación".

Pero, aunque alguno no lo crea, cegado por la luz de estas estrellas de la comunicación, no todo ha sido un camino de rosas: "Son muy duros los comienzos. No te pagan, trabajas mucho por amor al arte, y te parece todo muy injusto. En este oficio hay una travesía del desierto de meritoriaje y cuando uno está en él parece que no se acaba nunca, pero con el tiempo me parece que estuvo muy bien, que aprendí mucho. Desde luego por casualidad no pasa nada en la vida". Parece que la cosa se va calentando, como si al recordar todo el sufrimiento pasado Julia Otero se diera cuenta de que todo lo que tiene se lo ha ganado a pulso. Pero enseguida desaparece esa fiereza que le sale del alma y aparece el compromiso ideológico que le sale de la cabeza. Como si de un '¡Dios mío qué he dicho!' se tratara, aclara rápidamente: "Lo que ocurre también es que los contratos 'basura' son una vergüenza. Hay gente que está siendo explotada meses y meses sin cobrar. Cuando yo empecé, en teoría un buen momento económico, también nos sentíamos completamente explotados". Así es Julia Otero, por una lado es la dulzura en persona, pero por otro, mejor estar de su lado cuando las cosas se ponen feas.

Una de las pasiones de Julia es el tema de la mujer. "Hace mucho tiempo que le perdí el miedo a la palabra feminista". Dice con convicción, "intentaron desprestigiar el concepto y asociarlo a histeria, masculinización, resentimiento, amargura... y como a mí me gusta ser coqueta, ponerme maquillaje, me gustan la seducción y los hombres... digo con absoluta tranquilidad que además de todo eso soy feminista". Y respiramos un poco más tranquilos cuando añade "además no puedo imaginar un mundo sin hombres. Por quién si no íbamos las mujeres a reír y llorar".

Para estas Navidades, Julia ha pedido a los Reyes Magos "que se encuentre la vacuna del SIDA, por ejemplo. Por que eso de pedir que se acaben las guerras es tan estúpido como anunciar que un día no saldrá el sol. Lamentablemente es inherente a la condición humana, y particularmente a la condición humana masculina". Julia ha vuelto a la carga. "Es cuestión de testosterona". Y se queda tan pancha, mirándome fijamente a los ojos de tal manera que el bochorno, después de la reprimenda por la parte que me toca, ya me ha hecho esconderme debajo de la mesa.

Supongo que es así como Julia Otero ha hecho su camino, pisando fuerte y mirando fijamente a los ojos, como nadie le enseñó a hacer, pero desde luego como nadie hace, y conseguir así, con el paso de los años y la perspectiva del, tiempo, eso que se llama estilo propio, el estilo inconfundible de Julia.


Política de Privacidad Política de Cookies © 1998-2024 juliaotero.net