El País, 25 de junio de 1995

MERCHE YOYOBA 

Dirige y presenta en Onda Cero el magazine La radio de Julia (premio Ondas 1994) y es una de las estrellas de la radio vespertina. El concurso Tres por cuatro y los programas La Luna y La ronda instauraron durante los ochenta su largo idilio con la televisión pública. El pasado miércoles su programa de entrevistas Un paseo por el tiempo (TVE-1) consiguió la máxima audiencia del día. El próximo 27 de julio se despedirá de los telespectadores.

Pregunta. La han definido como una comunicadora con buena imagen y mucho morbo. Un status-symbol de la España socialista. ¿Se siente a gusto en este traje?

Respuesta. La imagen pública de cualquier persona es normalmente un traje hecho. Sin tomar medidas. En algunos lugares encaja y en otros aprieta o queda ancho. La fama, como decía Rilke, es el conjunto de los malos entendidos que se vierten sobre un nombre.

P. ¿Qué hallazgos ha trasvasado de la radio a la televisión y viceversa?

R. En la comunicación, lo que se trasvasa es la vida. El buen comunicador traza vasos comunicantes entre los medios donde trabaja, lo que le rodea y la gente que lo ve o escucha.

P. Un paseo por el tiempo (Un tomb per la vida) tuvo su éxito en TV-3 con Joaquim Maria Puyal. ¿Ha mejorado la fórmula?

R. El formato que creó Puyal es tan acertado que permite ajustarse a otra personalidad. Sólo los buenos programas admiten versiones, y éstas no tienen por qué ser mejores o peores. Son distintas.

P. Poderes fácticos, artistas y farándula o gente corriente. ¿Cuál de estos terrenos le resulta más cómodo y nutritivo?

R. Para mí lo nutritivo es hablar con personas que encuentran sus razones y, palabras en la cabeza o en el corazón. No en la consigna o la estrategia y desde la esclavitud de mantener una imagen pública.

P. ¿A quién se arrepiente de haber entrevistado?

R. No puedo arrepentirme porque nunca he partido de un propósito innoble. Que haya resultado mejor o peor después es anecdótico.

P. ¿En qué plaza ha querido y no ha podido torear?

R. En las arenas de La Moncloa. Felipe González nunca ha aceptado mi invitación, pero le prometo que hay cosas que me hacen más infeliz.

P. Es usted una resistente nata a las tentaciones de la televisión privada. ¿Cuál es su papel actual en la televisión pública?

R. Lo de resistente me suena a terminología bélica. No es eso. Mi papel en este momento es hacer un programa semanal con el mayor mimo, entusiasmo y rigor posible.

P. ¿Cuántas veces le han pedido que hiciera "circo de la materia sensible"? ¿Por qué ha rechazado el telemorbo?

R. No me siento mejor o peor que otros. Sencillamente desconozco ese idioma, y puestos a aprender... ¡tengo tanto donde escoger!

P. ¿Lo mejor suyo es la capacidad de comunicación o su erotono de voz?

R. No sé. Creo que lo que sabemos de nosotros mismos es una mezcla de lo que nos dicen que somos y lo que en realidad somos. Si fuera una funcionaria de Correos, probablemente, nadie hablaría de mi erotono...

P. ¿Adónde van a parar los ramos de flores y las 600 cartas y llamadas de amor y admiración que recibe de su audiencia?

R. A una memoria agradecida que sabe los buenos servicios que presta en los momentos difíciles.

P. ¿Qué opina del tratamiento informativo que los medios dieron a la tragedia de la familia Flores?

R. Seis días antes del Paseo por el tiempo que estábamos elaborando con Antonio Flores murió su madre. Obviamente se suspendió el programa. Creí que no lo haríamos porque no estaba dispuesta a intentar convencerle. Fue él quien decidió llamar pasados unos días para decirnos que mantendría sus compromisos previos. ¿Sabe cuál fue mi respuesta? Que haríamos el Paseo... sólo si se sentía libre para hacerlo, no por compromiso moral con nuestro equipo.

P. ¿Cómo son y a qué se parecen los consejos de redacción de sus programas?

R. Le diré una máxima de trabajo que me gusta: "Ir rigurosamente preparada para poder ir improvisando".

P. ¿Quién tiene más poder: los programadores, los comunicadores o el homo zappiens con el mando-dial en la mano?

R. Aquí y ahora, el poder es el de los índices de audiencia. Sin embargo, lo que verdaderamente tiene poder es aquello que atraviesa el tiempo y permanece en la memoria de la gente.

P. ¿Qué opina del homo zappiens?

R. Me gustaría que fuera el predecesor del homo selectivus, Y ése, el que escoge, si tiene donde escoger, claro, es el homo sapiens.


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