El País, 31 de octubre de 2005

SERGI PÀMIES

El regreso de Julia Otero a la radio tiene todo el aspecto de una transición serena. El salto de Iñaki Gabilondo a la televisión y el paso de Luis del Olmo hacia una retirada no traumática cambiarán en poco tiempo las mañanas radiofónicas. Paradojas de la vida: lo que Del Olmo y Gabilondo innovaron se considera ahora fórmula sagrada. El fichaje parcial de Otero la libera de su clandestina condición de eterna suplente de Gabilondo.

Su anterior experiencia radiofónica seguía la tradición del magacín delolmiano o gabilondiano, pero Otero fue un poco más allá a la hora de elegir a sus colaboradores y tratar la política con una pluralidad parlamentaria tan civilizada como divergente. Es un modelo que otros imitaron y en el que colaboraron perlas como Manuel Delgado, Juan Carlos Ortega o Pablo Motos. Luego, Otero trasladó este espíritu a las tardes de TV-3 y, una vez por semana, a unas polémicas Las cerezas que aspiraban a ser locomotora de la era Caffarel y que se le indigestaron.

Este paso estimulará juegos como el que propone Ramón Colom en Fotogramas, clasificando a las profesionales en grandes y primeras damas, divas, actrices de carácter (villano) o revelación. Otero tiene cosas de diva, de primera dama, de actriz de carácter y a veces te subleva con un truco de debutante. Que Del Olmo la haya designado como heredera de una franquicia como Protagonistas, aunque en principio sólo sea para la última hora, la sitúa ante el reto de renovarse o protagonizar una de tantas agonías mediáticas.

Mientras tanto, que vaya pensando en el saludo mañanero más famoso del país. ¿Seguirá siendo "Buenos días, España"? Y otra duda: si se va Del Olmo, ¿quién utilizará la expresión "singladura radiofónica"?


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