Editorial del 5 de marzo de 2013

La historia va tan rápida que declaraciones de hace apenas 3 o 4 años parecen de una era casi olvidada. ¿Recuerdan a Nicolás Sarkozy, nada sospechoso de izquierdismo, afirmando con su verbo brillante que “había que refundar el capitalismo”?

Pobre Sarkozy y pobres políticos, en general, que durante el primer estallido de la crisis económica creyeron por un rato que su papel sería importante y decisivo. Aquello fue un espejismo. Los políticos pintan entre poco y nada. Ahí está Bruselas –una entelequia parecida al sacauntos o el hombre del saco- pidiendo hoy mismo que deben subir los impuestos en España, retrasar la edad de jubilación y endurecer la reforma laboral. Ellos nos han prestado 40.000 millones que se han quedado unos cuantos bancos –no todos, hay que insistir- y a cambio mandan y exigen.

Aplauden los esfuerzos hechos y están contentos viendo lo que llaman “moderación salarial” española derivada de la Reforma laboral, esa reforma que iba a ser mano de santo para crear empleo y que sobre todo lo está destruyendo y bajando los sueldos de quienes tienen empleo. Estamos empezando 2013 y ya nos están diciendo que en el 2014 habrá que sacar otra vez las tijeras. Veremos para entonces qué encuentran para cortar.


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