Editorial del 11 de diciembre de 2012

Si hay un ministro aún más habilidoso que el de cultura para hacer amigos a cada paso y decisión, ese es Alberto Ruiz Gallardón.

No era fácil conseguir que todas las asociaciones mayoritarias de jueces, las de fiscales, el Consejo General de la Abogacía, cuerpos profesionales de la Administración de Justicia, organizaciones de consumidores... todos, se hayan puesto de acuerdo en algo: el actual ministro de justicia no les parece válido como interlocutor y piden una reunión urgente con el presidente del gobierno.

Mañana han convocado un paro de una hora en todos los juzgados, y los abogados no descartan una huelga en Enero si no se escuchan sus reclamaciones.

Tanto consenso y la conclusión general de que “el Estado de derecho” peligra con las medidas propuestas por el ministro, debiera alertar al señor Ruiz Gallardón. Cuando en una autopista todos los coches vienen de frente, el que va contra dirección es el que debe percatarse de que tiene un problema, antes de provocar daños irreparables.

De momento, el ministro, sigue con el pie en el acelerador. Parece pensar, “ya se apartarán”. Pero igual está confundido.


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