Editorial del 29 de noviembre de 2012

El director de la OCDE, a quién después de lo que vamos a contar, podríamos apodar el “hombre del saco” o el “saca-untos”, ha estado esta mañana en Moncloa con Rajoy para contarle una película de terror.

José Ángel Gurría ha presentado el informe bianual sobre la economía española en el que sugiere –y se lo ha dicho personalmente a Rajoy- que hay que subir más el IVA, hay que abaratar más el despido improcedente, hay que meter mano a las pensiones para bajar las prestaciones, endurecer las condiciones para cobrar el paro, quitar las deducciones por vivienda con carácter retroactivo e incluso replantearse la pensión de viudedad de cara a futuro dado que ahora la mayoría de mujeres están en el mundo laboral.

El señor Gurría dice que estamos en recesión prolongada, que llegaremos a 6 millones de parados y que queda margen para subir el impuesto de patrimonio y el de sucesiones. También aconseja liberalizar por completo los horarios comerciales, tal y como ocurre ya en Madrid.

O sea, la OCDE nos da -más que un paquete, un container- de medidas, que parecen destinadas a que se cumplan sus peores vaticinios.

Más que noticia es un corte de digestión.


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