Editorial del 26 de noviembre de 2012

“Pa habernos matado”, como dice el chiste. De hecho, visto el panorama, entre susto y muerte, el electorado ha escogido la muerte lenta. La de Artur Mas, sobre todo. Todo su capital político ha ardido en una hoguera a la que él mismo acercó la cerilla y el bidón de gasolina.

El partido que ha ganado las elecciones, tiene razones para estar desolado, y en cambio, todos los demás, tienen algo que celebrar. El partido socialista celebra que “solo” le hayan roto una pierna cuando creían que se le llevaban las 2 por delante. El PP brinda porque en el peor escenario económico, aguantan y aumentan ligeramente el envite. Iniciativa suma tres, aunque contaban con más. Los ganadores son indudablemente Esquerra Republicana que le ha robado el papel a Artur Mas, Y Ciutadans, que le ha menguado mucho la alegría y el voto al partido popular.

A esta hora nadie sabe cómo podrá gobernarse Cataluña en los próximos 4 años, es más, hay razones para pensar que la legislatura puede volver a ser la más corta de la historia. CIU tiene que escoger entre la cartera o la bandera: si optan por la bandera deben renunciar a toda su política económica. Y si optan por la cartera, tendrán que renunciar a Mas y buscar entre los que no se han puesto bajo el foco soberanista a alguien que se entienda con el partido de Rajoy.

Manejar la complejidad solo está al alcance de los inteligentes. Los tontos, los que solo ven el negro o el blanco, deberían marchar a los cuarteles de invierno. Cuánto antes.


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