Editorial del 19 de noviembre de 2012

España está llena de pisos vacíos, lo cual no es disuasorio para que los bancos sigan con los “lanzamientos” –horrenda palabra, por cierto- de miles de familias cada semana.

El empeño en el desahucio, pese a incrementar el “horror vacui” de la construcción, tiene hoy una coartada. Resulta que el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, ha confesado que el gobierno estudia cambiar el reglamento de la Ley de extranjería para que aquellos que compren piso por valor superior a 160.000 euros obtengan el permiso de residencia.

La cosa parece bendecida, puesto que se le ha preguntado a Rajoy y el presidente ha respondido que “España necesita que el sector de la construcción vuelva a salir adelante porque genera mucho trabajo”. O sea, los mismos pisos comprados por españoles a los precios de la burbuja inmobiliaria, podrán ser vendidos ahora a extranjeros a mitad de precio, con premio incluido, el del permiso de residencia.

Dice el secretario de Estado que piensan sobre todo en chinos y rusos y que no debemos de escandalizarnos porque Irlanda y Portugal ya han hecho lo mismo.

¿Y si en lugar de permiso de residencia, si se quedan 2 en lugar de 1, les damos la nacionalidad? Si importa solo el dinero, hay que dejarse de remilgos y pensar en las muchas cosas que podemos vender.


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