Editorial del 10 de noviembre de 2011

El tribunal Supremo de Israel ha desestimado el recurso que presentó el expresidente del país, Moshé Katsav, para librarse de la cárcel después de haber sido condenado por violación y otras agresiones sexuales a mujeres que estaban bajo sus órdenes.

Hagamos memoria: el que fuera jefe del Estado de Israel hasta el 2007, que obviamente dijo que los actos sexuales habían sido consentidos y consensuados, fue condenado a 7 años de prisión, además de una indemnización a cada una de sus víctimas. Estaba en libertad condicional en espera de la revisión de la sentencia que Katsav había recurrido.

Pues bien, desde esta mañana sabe que se va 7 años a la sombra. Ni jefe del Estado, ni hombre poderoso ni chanchullos de ningún tipo. Israel da una lección con la que otras democracias, menos sitiadas, no pueden competir. Si la violación hubiera ocurrido en un hotel de lujo de Nueva York, probablemente estaría celebrando su inocencia con champán.


Política de Privacidad Política de Cookies © 1998-2024 juliaotero.net