Editorial del 30 de junio de 2009

“Usted puede defender lo que quiera en España, lo que no puede es usar la violencia”. Es la frase con la que el ministro Rubalcaba ha recibido la noticia de que la ley de partidos no atenta contra ningún derecho.

Recordarán que, agotados todos los recursos legales en España, Batasuna optó por recurrir la ley que la apartaba de la actividad política, nada menos que al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Decían los abertzales radicales que se convulcaba la libertad de expresión, reunión y asociación. Y el tribunal de Estrasburgo consideró que, en parte, era admisible la demanda. Aquello fue un jarro de agua fría para los partidarios de la ley de partidos, la inmensa mayoría del Parlamento, por cierto.

Pero hoy, la satisfacción por la sentencia es evidente. Igual que el desconcierto entre los que nunca vieron con buenos ojos esa ley, entre ellos una parte de Convergencia, Esquerra Republicana y, por supuesto, el PNV. Es evidente que la sentencia refuerza a Patxi López . Aquellos que achacaron su llegada al poder a la ausencia del voto abertzale, sólo pueden guardar silencio... o a lo sumo, decir aquello tan socorrido de “no compartimos la sentencia pero la acatamos”.

Esta es, sin duda, una de las noticias del día.


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