Artículo publicado en la sección 'Al contrataque' de la edición del día 26 de octubre de 2012

«En los últimos 10 años, todas las crisis financieras han sido gestionadas por hombres. Es el momento de cambiar». La frase fue pronunciada esta semana por el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en un arrebato de cinismo digno de su cargo. Pese a la queja del Parlamento Europeo, que incluso estudia acudir a la justicia en protesta por la ausencia de mujeres en la directiva del BCE, la realidad es tozuda: no hay ninguna mujer en la institución desde el año pasado y no la habrá hasta el 2018. La nueva fotografía de familia del consejo de gobierno del BCE, realizada esta semana, parece de otro siglo -solo hombres- u otro gremio, por ejemplo el de los obispos (aunque vista la situación crítica de Europa, igual tampoco saben más que estos de economía).

Como no es posible sostener que en Europa no hay una sola mujer apta para ese cargo, convendremos que se ha atendido a otras cuotas. Porque haberlas haylas. La más exitosa, por cierto, es la cuota de género: si eres hombre, tienes mucho ganado, pasas el primer corte. Si eres mujer, el lastre de ser escogida por enchufada y no por méritos te perseguirá el resto de tus días con total desfachatez.
 
Como las malas noticias suelen viajar acompañadas, también esta misma semana la Comisión Europea ha decidido posponer el plan de la comisaria de Justicia, Viviane Reding, que pretendía imponer por ley un 40% de mujeres en los consejos de administración de las grandes compañías. No crean que a la señora Reding la pierde la urgencia: el plan era alcanzar ese porcentaje ¡en el 2020! La excusa presentada para aplazar la medida fue que los abogados han cuestionado su legalidad. Tampoco era legal en el apartheid que los negros subieran a los autobuses de los blancos.
 
El ejemplo nórdico
 
Buenistas y machistas coinciden en que la obligatoriedad es perjudicial para los derechos de las mujeres. La propia presidenta del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, confesó que era detractora de las cuotas hasta que comprobó en sus propias carnes como años de lucha y esfuerzo no conducían a nada. Hoy es una firme defensora de las políticas activas de igualdad.
 
Una vez más, los países nórdicos nos dan una lección al respecto. Noruega, por ejemplo, tiene ya hoy más del 40% de mujeres sentadas en los consejos de administración. Si alguien tiene la tentación de pensar que dado que su economía va bien pueden permitirse la paridad, le ruego que repare que puede ser justo lo contrario, que la igualdad es la que les ha llevado a la prosperidad. Por lo pronto, miren ustedes cómo estamos por aquí y anoten que en un año España ha caído 14 puestos en el índice mundial de igualdad de género.
 
Para rematar la semana, el candidato a senador republicano en Indiana, un tal Richard Mourdock, un idiota -en el sentido francés de ignorante-, ha dicho que si una mujer se queda embarazada después de una violación es «porque Dios quiso que ocurriera». Si Dios existe, debe estar avergonzado.


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